SANTO DOMNINGO.-Un reporte de Amnistía Internacional coloca de nuevo a República Dominicana en el foco sus cuestionamientos debido a la negación de los derechos fundamentales a los migrantes haitianos. Establece el informe que en República Dominicana los negros, con la cédula o sin cédula, con acta de nacimiento o sin acta de nacimiento, casi no tiene ningún valor y que en la calle, con inmigración no tienes ningún derecho.
La denuncia esta contenido en un video que se difunde en el portal de la entidad, en el que se relatan los problemas que enfrentan los inmigrantes haitianos y dominicanos de color.
Narra el informe que la noche del 4 de enero de 2006, unos agentes aprehendieron en las calles de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, a una niña de ocho años. La abofetearon dos veces, haciéndola sangrar por la boca. Sin permitirle ponerse en contacto con sus padres, la llevaron a un centro de detención para migrantes irregulares, donde pasó la noche.
Sólo se salvó de ser expulsada al vecino Haití cuando una organización de derechos humanos local demostró que era ciudadana dominicana. Al ser negra, los agentes habían dado por supuesto que era haitiana y que estaba en el país sin permiso legal.
Al menos medio millón de personas haitianas viven en la República Dominicana trabajando principalmente en la agricultura y la construcción. Huyendo de la pobreza existente en su país, realizan trabajos duros y mal pagados que la mayoría de los dominicanos no están dispuestos a hacer.
Están expuestas al peligro constante de ser expulsadas y a la discriminación sistemática por su raza, su color, su idioma y su nacionalidad.
Entre 20.000 y 30.000 personas haitianas son expulsadas cada año. Muchas de estas expulsiones vulneran el derecho internacional de los derechos humanos. A menudo se hacen redadas de haitianos y dominicanos de origen haitiano a los que se expulsa sin darles oportunidad de recurrir la decisión, sólo por el color de su piel. Muchas de estas personas tienen permisos de trabajo y visados, y algunas son de hecho dominicanas, sin vínculos familiares en Haití.
Además de la expulsión, los hijos e hijas de haitianos encuentran obstáculos cuando intentan conseguir un certificado de nacimiento en el Registro Civil. Sin este documento (que es el que identifica a los menores), no pueden cursar más que estudios primarios.
Tampoco pueden solicitar documento de identidad cuando llegan a los 18 años, lo cual los excluye del mercado de trabajo oficial y les impide votar. Los progenitores sin documentos no pueden inscribir en el registro a sus descendientes, y esto convierte a muchos miles de ellos en apátridas, perpetuándose así el círculo vicioso de privación de derechos.
Amnistía Internacional pide a las autoridades dominicanas que pongan fin a las expulsiones arbitrarias de migrantes haitianos y a las políticas discriminatorias que impiden a las personas dominicanas de ascendencia haitiana obtener la nacionalidad dominicana.