SANTIAGO.- El arzobispo de la diócesis de Santiago de los Caballeros afirmó que Cristo ha amado tanto a su iglesia y a los consagrados, que ha querido darles a los sacerdotes, a través de la unción, para que sean sus servidores. La consideración fue exteriorizada por monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio al pronunciar esta mañana la homilía, en la misa crismal celebrada en el Santuario de la Santísima Trinidad, ubicado en el Centro Carismático de Las Charcas.
Definió a los cristianos como santos “y nosotros los sacerdotes debemos ser santos para servirles, porque estamos al servicio de ustedes”, dijo de la Rosa y Carpio, ante cientos de feligreses congregados en el espacio lugar.
“Por eso nuestras manos deben ser para santificar y nuestros labios para servir a los santificados, lo que logramos por intermedio de Cristo, a través de la efusión del Espíritu Santos”, puntualizó el prelado católico.
De la Rosa y Carpio consideró que los sacerdotes son grandes “pero nuestra grandeza consiste en que estamos al servicio de ustedes, que son los verdaderos grandes porque, para el Señor, los grandes son los que forman la iglesia, ustedes, los consagrados”.
Puntualizó que todos los seguidores de Cristo son ungidos, consagrados, enviados, amados y elegidos “lo que nunca debemos olvidar y no equivocarnos definiendo a los seres humanos como los define el mundo: por las apariencias y por lo que tienen”.