¿Por qué en un país cristiano como el nuestro, una autoridad decide ampliar el derecho al expendio de alcohol en Semana Santa, cuando lo que debió fue abogar por restringirlo? Obviamente, que eso ocurre porque esa autoridad no tiene claro los principios básicos que inspiran un periodo tenido como sagrado por millones de hombres y mujeres en el mundo.
Existiendo una norma que restringe el expendio de bebidas hasta la media noche y viernes y sábado hasta la 2 de la madrugada, lo aconsejable era que esta fuera extendida al menos para los días jueves y viernes.
De haberlo hecho así, el Gobierno hubiese sintonizado con los principios cristianos del feriado y además, hubiese hecho un aporte a los esfuerzos que se venían realizando para evitar victimas en la carreteras y balnearios, la mayoría de ellos originados en el consumo de alcohol.
¿Por qué se da un hecho tan contradictorio en la autoridad? La pregunta de seguro se la estarán haciendo miles de cristianos que a lo menos que aspiran es que reine un periodo de recogimiento y de reflexión espiritual.
En Venezuela, por ejemplo, regida por un presidente cuestionado por la Iglesia Católica de su país, calificado de comunista por algunos representantes del clero, ocurrió todo lo contrario: Se prohibió el expendio de bebida alcohólica durante el feriado santo.
La cuestión es que el sentido común indica que en Semana Santa es propicio para una orientación contraria a la dispuesta en el país por el Gobierno, que en vez de restringir el expendio de bebidas, lo que hizo fue extenderlo.
¿Qué motivo ese desacierto? No lo sabemos. Lo que si es que ha sido chocante y habla de que esta vez la autoridad no partió de los principios cristianos que da origen a la Semana Santa y que profesan miles de dominicanos y dominicanas, sino en algún interés comercial que andaba de por medio.
La autoridad no pensó en la naturaleza del periodo, en los miles de cristianos que acuden a orar a las iglesias, sino en los millares que abarrotan las playas y centros vacacionales.