MIAMI, Florida. Peloteros latinos jugaron en las Grandes Ligas desde principio del siglo XX, pero fue un hecho, ocurrido hace 60 años, que estableció la pauta para la actual bonanza de los hispanos en el béisbol norteamericano: La ruptura de la barrera racial.
La entrada de Jackie Robinson a Grandes Ligas no sólo le abrió las puertas a los afro-americanos, sino también a los negros hispanos
Cuando Jackie Robinson debutó con los Dodgers de Brooklyn el 15 de abril de 1947 no solamente levantó la odiosa prohibición que existía en las Grandes Ligas contra los negros afroamericanos, sino que al mismo tiempo abrió las puertas a todos los jugadores de piel oscura, particularmente los latinoamericanos.
“El acto de Robinson fue grandioso porque abrió las puertas para todos nosotros”, dijo el cubano Tony Pérez, un miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, a AP.
“Al igual que los negros americanos, los negros latinos no podíamos jugar hasta que Robinson debutó. Nos liberó a todos”, agregó Pérez.
Antes de 1947, 47 latinos de raza blanca jugaron en las Grandes Ligas, incluyendo 39 cubanos. El colombiano Luis Castro fue el primero cuando debutó con los Atléticos de Filadelfia el 23 de abril de 1902.
Hispanos blancos como el cubano Adolfo Luque, quien ganó 27 juegos con los Rojos de Cincinnati en 1923 y 194 en una carrera de 20 años, dejaron una profunda huella inicial.
Pero otros, como el legendario cubano Martín Dihigo, considerado por muchos especialistas como uno de los mejores beisbolistas de todos los tiempos, no pudieron acceder a las Grandes Ligas simplemente por tener piel oscura.
Las cifras son evidentes cuando se habla del impacto que tuvo la hazaña de Robinson en el desarrollo del pelotero hispano. Desde 1947 a la fecha, más de 1,200 latinos jugaron en las Grandes Ligas.
De acuerdo a un reporte de la oficina del comisionado, al inicio de la temporada del 2007, 246 peloteros extranjeros de 15 países aparecieron en las nóminas oficiales de los 30 equipos.
La cifra representa el 29 por ciento del total de la población de las ligas mayores, compuesta por 849 jugadores (750 en actividad y 99 en las listas de lesionados).
De los extranjeros, 210 provienen de América Latina, encabezados por 98 de República Dominicana y 51 de Venezuela. Puerto Rico, México, Panamá, Cuba, Colombia, Aruba, Curazao y Nicaragua también tienen representantes en el "Big Show".
Los jugadores latinos han capturado 16 premios de "Jugador Más Valioso", nueve "Cy Young", 16 "Novato del Año" y tres "Manager del Año". Todos ellos después de 1947.
Una docena de latinoamericanos han sido elevados a la inmortalidad en el Salón de la Fama de Cooperstown.
Electos por los periodistas llegaron los puertorriqueños Roberto Clemente (1973) y Orlando Cepeda (1999), el dominicano Juan Marichal (1983), el venezolano Luis Aparicio (1984), el panameño Rod Carew (1991) y el cubano Tony Pérez (2000). Dihigo (1977) y sus compatriotas José Méndez (2006) y Cristóbal Torrientes (2006) fueron seleccionados por el Comité de las Ligas Negras.
El grupo lo completan tres narradores: El argentino Buck Canel (1985), el ecuatoriano Jaime Jarrín (1998) y el cubano Felo Ramírez (2001).
"Gracias al señor Robinson, de parte de mi y de toda mi familia", dijo Hanley Ramírez, el torpedero dominicano de los Marlins de Florida.
"A Robinson y sus garras debo todo lo que soy, desde jugar béisbol en Estados Unidos hasta haber ganado el premio Novato del Año la temporada pasada", agregó Ramírez.
"De no haber sido por Robinson, yo no sería el manager de los Marlins. Nos dio la oportunidad de mostrar que somos capaces de jugar y dirigir este juego", dijo el cubano Fredi González.
Como parte del aniversario 60 de la rotura de la barrera racial, las Grandes Ligas han programado varias actividades, incluyendo la creación del Juego de los Derechos Civiles antes de la apertura de temporada y permitir a Ken Griffey Jr. y otros jugadores usar el número 42, retirado del béisbol hace una década en honor a Robinson, el domingo 15 de abril.
Todos los miembros de los Dodgers de Los Angeles, la franquicia que acogió a Robinson, usarán el número 42 en la espalda de sus uniformes en el partido del domingo contra los Padres de San Diego.
Ese día, la viudad de Robinson, Rachel, y su hija, Sharon, encabezarán una gran ceremonia en Dodger Stadium.
“Soy afortunado de vestir el mismo uniforme que utilizó Robinson para hacer realidad el sueño de una gran cantidad de hombres que estaban impedidos de exhibir su talento”, dijo el torpedero dominicano Rafael Furcal a la AP.
“El mejor tributo que podemos hacerle los latinos a Robinson es el que estamos haciendo actualmente en Grandes Ligas, jugando duro y dando un ejemplo”, dijo Ramírez.
“Donde quiera que se encuentra el señor Robinson debe estar feliz porque su legado está rindiendo los frutos. Descanse en paz”, dijo Ramírez.