SANTIAGO, República Dominicana, 15 abr (PL) El II Congreso Internacional Música, Identidad y Cultura en el Caribe (MIC) concluyó hoy aquí, tras rebasar las más optimistas expectativas de unos 200 participantes de 20 países. Las confortables instalaciones del Centro León sirvieron de sede a este encuentro que reúne cada dos años a prestigiosas figuras del ámbito musical en la subregión, y el cual sesionó desde el viernes en mesas redondas y conferencias magistrales.
Organizado por el Instituto de Estudios Caribeños (INEC), el Centro Cultural Eduardo León Jimenes y la Secretaría de Estado de Cultura, el Congreso reunió artistas, gestores culturales, etnomusicólogos, músicos y comunicadores de cuatro Continentes.
La música y el baile, como elementos fundamentales de la identidad del Caribe, fueron la temática central de este evento dedicado al Son y la Salsa, ritmos originarios de la región y de trascendencia mundial.
Durante estos días se realizaron tres conferencias magistrales a cargo de los prestigiosos académicos María Teresa Linares y Danilo Orozco, de Cuba, y Angel Quintero, de Puerto Rico, además de 64 disertaciones de ponentes nacionales y extranjeros.
Orozco afirmó en su investigación no existe el Son puro, "sino un Son en plural" el cual está íntimamente vinculado con las vivencias musicales de sus creadores y el entorno de los procesos históricos en la cultura cubana y sus conexiones.
Tanto expositores como participantes, dejaron a un lado "la vana discusión" de los verdaderos orígenes de esta música que tiene sus raíces en el Caribe, pero con una clara influencia española y africana, tras el proceso de colonización.
Los debates se vieron enriquecidos por los testimonios de los artistas y músicos: Chucho Valdés y Pancho Amat, de Cuba, junto a Johnny Pacheco, Cuco Valoy y Crispín Fernández, de República Dominicana.
Emotivo resultó el espectáculo "Caribe: Son y Salsa", en el Gran Teatro del Cibao, cuando el hijo de esta ciudad, Johnny Pacheco, legendario flautista y fundador de Fania All Star, se remontó a sus tiempos mozos al recibir el homenaje del público.
Con una energía por encima de sus 72 años, Pacheco subió al escenario a recibir un reconocimiento oficial y luego asumió el control de la orquesta, bailando y cantando, olvidándose de que unos minutos antes caminaba apoyado en un bastón.
Cierra sus puertas el II Congreso, pero deja tras de sí un abultado volumen de trabajos de investigación y sobre el tapete como tema del III Congreso "El bolero en la identidad caribeña y universal".
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