Como en la “súpercuerda” no se respeta nada ni a nadie, no es raro escucha frases como estas: “¡te noto muy frustrado, será mejor que te operes ese tumor que tienes en la barriga, que parece un balón!”, o “¡tu mujer tiene su amante y tú ni siquiera te das cuenta!”; “¡págale lo que le debes al banco, muerto de hambre!”, o bien, “¡atropellaste un peatón en la autopista, y saliste huyendo!”, “¡sabrá Dios quién es el padre de tu hija, esa niña no se parece en nada a ti, no me extraña con una mujer como la tuya!”…
La “víctima” tiene dos opciones: o rehuye la “pelea” porque lo “pararon en seco”, o contraataca. Todos estos ataques y contraataques se reflejan en los rostros de los que están involucrados. Se sabe por experiencia que una sonrisa “amarga” también conocida como “risa con sordina”, evidencia y delata a los demás que la persona está “cogiendo la cuerda”, es decir, que le está afectando.
Lo típico es que el “cuerdón” se practique en un corrillo en el que esté el recipiente de la burla, para avergonzarlo aún más, porque en privado no tendría sentido, ni tampoco hay testigos que hagan coro.
Según el “protocolo” de la “cuerda” que se practica en las peñas de amigos, si alguien esta “cogiendo la cuerda”, en el careo “cuerdero”, los demás se ceban en él. Esto implica que el dé muestras de mayor debilidad recibe normalmente el máximo de “cuerda”. Muchas veces, con tantos ataques y contraataques, la iniciativa se desplaza de un sujeto a otro.
Comoquiera, en toda pandilla de amigos, se sabe por experiencia quienes son los mejores “cuerderos”, y por supuesto, quienes son los más susceptibles para recibirla.
Inclusive, se da el caso de que alguien cuente una anécdota o esté tratando un tema, y cualquiera del grupo se aprovecha e inicie la “cuerda”. Lo mismo ocurre cuando el “cuerdero” de turno note algo en el compañero que puede ser material “cuerdero”. Esta “cuerda” lo mismo se puede referir a unos zapatos feos, que a unos pantalones de un color exagerado, o a un peinado extravagante…, o cualquier otra excusa.
La psicología del “cuerdero” en muy interesante, y en este sentido es preciso aclarar que hay sujetos que se adelantan y dan “cuerda”, como un mecanismo psicológico de defensa; en cambio, en otros corrillos existe una especie de “acuerdo tácito”, para darle “cuerda” a uno/s y a otro/s no. O bien, no se dan “cuerda“ entre ellos.
Normalmente, quien se adelanta sea el que más rápidamente “coja la cuerda”, pero hay algunos que saben disimular los “ataques” de los amigos. Los que no aprenden a aparentar lo que no es, se pueden llevar un tremendo disgusto, y hay mujeres que con la “cuerda” hasta lloran. Hay quienes toman la delantera y afirman tajantemente: “yo sí cojo la cuerda”, que viene a ser una forma de enarbolar una bandera de la paz, o bien, una manera de advertirles a los demás que está dispuesto a cualquier cosa; es decir, que se convierte en un tipo de amenaza solapada.
Otros “cuerderos” consuetudinarios son acicateados por diferentes complejos y perturbaciones psicológicas; así tenemos desde aquel que se siente superior a los demás, hasta el otro, en el extremo contrario, con complejo de inferioridad. Empero, existen algunos con manías persecutorias, y hay sujetos con diferentes grados de esquizofrenia y de paranoia, entre otras anomalías conductuales. Son famosas las “cuerdas” de los maníaco-depresivos, quienes practican una mezcla de “cuerda” con humor negro. Como siempre, el común denominador de todos los tipos de “cuerderos”, es el ocio; y naturalmente, la cultura, que hace que la “cuerda” sea una marca de identidad del dominicano.
Pero, ¿que se requiere para ser un buen “cuerdero”?, una de las cualidades útiles es la capacidad histriónica, tanto para la burla, así como también para encajar los ataques. Esto implica saber dramatizar con el fin de provocar la hilaridad en los demás. Aquí se incluye el tono y volumen de la voz, ya que mientras más gente escuche la “cuerda”, más se podrá avergonzar el afectado. Es necesario, igualmente, saber comportarse, y disimular como si no pasara nada cuando se es atacado.
En segundo lugar está la información que se posee del otro, para poder establecer una estrategia efectiva de ofensa-defensa sobre la marcha. En este apartado se incluyen los rumores y chismes escuchados, y recordados a tiempo, acerca de los miembros del grupo. Si se cuenta con unas dotes imaginativas y creativas que sean graciosas, ayuda mucho, conjuntamente con la capacidad de actuación.
Una cualidad muy oportuna es la de tener reflejos rápidos, lo cual viene como anillo al dedo tanto para el ataque así como también para la defensa.
Todo lo anterior tiene que estar apoyado por la inteligencia del individuo. Sin embargo, nada sustituye la práctica, es decir, que las “armas” tienen que ser probadas para saber si dan buenos resultados, en cada contendiente.
En todo caso, casi todos los “cuerderos” exitosos tienen un componente sádico muy acentuado, y además, se precisa una cierta dosis de exhibicionismo, para pretender sobresalir y “lucirse” delante de los compañeros.
Por descontado, que el recordar a tiempo es crucial en la “cuerda”, lo que implica que una buena memoria es vital.
Los datos o materia prima que se recuerdan para la “cuerda”, provienen tanto de hechos reales, así como también de la fantasía; o bien, una mezcla de ambos. En todo caso, caben muy bien las exageraciones, las cuales no son infrecuentes, y de ahí surgen las llamadas “mitomanías con gracia”, específicas para dar “cuerda”. Otro problema distinto es que alguien sea de hecho un auténtico mitómano, y esas historias fantásticas se utilicen en contra de él posteriormente, en la primera oportunidad.
En definitiva, todo buen “cuerdero” tiene que convertirse en un “archivo ambulante” de todos los datos negativos, acerca de las personas con quien interactúa. Esto abarca desde los chismes y rumores, que ya mencionamos, hasta los temas que son tabú, como los defectos físicos; también es útil la información acerca de la familia del otro, los fracasos que ha experimentado, las enfermedades que ha padecido, y si son mentales mucho mejor; los posibles “boches” (reprimendas orales), que haya recibido, además, interesa saber si alguien lo ha insultado, o se ha enemistado con él, o haya escrito, o bien, expresado algo negativo. Es muy importante conocer que es lo que más le disgusta a sus posibles “víctimas”, conocer sus vicios, sus debilidades, y sus tachaduras morales tanto del contendiente así como de su familia; sus taras y problemas de carácter; su estado financiero, en especial si tiene algún aprieto económico en su solvencia, las deudas, los reveses sentimentales, laborales, o políticos que haya tenido…en fin, de todo aquello que sirva para zaherir, avergonzar y humillar al otro.
Todo este fardo informativo, que se asemeja más a una cloaca o sentina que a un cúmulo de datos, sirve para la creatividad “cuerdera”, la cual está en parte vinculada con el humor y la risa, pero es, de hecho, mucho más malsana y dañina.
A lo que más se asemeja la “cuerda” es a la socarronería, ya que en ambas se valora la originalidad en el ataque, porque ese ardid pilla al otro desprevenido, y simultáneamente, dificulta el contraataque, debido a que se le hace más cuesta arriba la defensa.
Las estrategias de la “cuerda” varían mucho, desde el empleo de la llamada “cuerda seca”, en la que el “cuerdero” pone la cara muy seria; y la “cuerda húmeda” o “mojá”(mojada), en los casos en que el rostro muestre una sonrisa cínica.
Dentro de las tácticas defensivas, se encuentra la de adelantarse al ataque, dejando en entredicho al “cuerdero”; o sea, estigmatizándolo antes de que llegue y abra la boca, al aproximarse al grupo. Es como una señal de alarma, para que todo el corrillo esté alertado de las intenciones de quien se acerca. Por ejemplo: “ahí viene el cuerdero”, o “ya viene fulanito a molestar”, etcétera.
Hay quienes admiten sus defectos antes de que les den “cuerda”, lo cual es también otra manera de adelantarse a los acontecimientos, y con ello dan a entender que esos no son sus puntos débiles, porque los admiten de
antemano; o por lo menos, que “ya están curados en salud”, y no “cogen cuerda”. Es parecido a la “auto-cuerda”, pero con una intención diferente: “una nariz tan grande como la mía, no se ve todos los días”. De esa manera se quitan presión.