VENTANA: Los políticos gustan mucho de aferrarse al declaracionismo mediático, quejándose con frecuencia de que no se destaque como ellos quisieran una que otra actividad y/o exposición a veces intrascendente(s). Es lo que definimos como “irse por las ramas”.
A muchos políticos, en todas partes, les encanta que sus asesores y/o consultores les digan los que ellos quieren oír antes que lo que deben oír. Por eso, muchas veces los amanuenses avanzan más en alcanzar su aprecio que aquellos a quienes preocupa y duele que su(s) abanderado(s) cometa(n) errores tras errores que lo(s) pueda(n) alejar del camino para lograr su objetivo.
De ahí, que con frecuencia, en tertulias y peñas escuchemos que tal(es) o cual(es) político(s), candidato(s) o aspirante(s), no escucha(n) ni atiende(n) sugerencias, y generalmente no se prepara(n) para perder, ya que sólo atina(n) a estar listo(s) para el triunfo, alentado(s) siempre por los alabarderos que se sienten ministros anticipadamente. Craso error.
Jaime Durán Barba, quizás y sin quizás el mejor evaluado de los consultores políticos latinoamericanos, con más de 15 campañas presidenciales y otras decenas de jornadas menores ganadas en el hemisferio, sostiene que en su ejercicio profesional ha abandonado algunas consultorías al advertir que su asesorado no está preparado para perder.
Aquí y en otras latitudes, los políticos gustan mucho de aferrarse al declaracionismo mediático, quejándose con frecuencia de sus manejadores de prensa cuando no consiguen que se destaque como ellos quisieran una que otra actividad y/o exposición a veces intrascendente(s). Es lo que definimos como “irse por las ramas”.
Los consultores y/o asesores no pretenden teorizar sobre la política. En muchos casos, tenemos formación política teórica pero nuestro trabajo es en la práctica, ya que una campaña hay que verla con visión militar, donde se va a ganar …o a perder. Naturalmente, los resultados dependerán de la estrategia que se utilice y lo que todo consultor prefiere es ganar las elecciones, lo que debe(n) entender y asimilar el(os) candidato(s).
Los políticos/candidatos pretenden golpear a sus rivales y no ser golpeados. Entienden que solamente sus pasos son atinados, rehúsan en mucho reconocer las fortalezas del adversario y, con el lambonismo del entorno en función a todo dar, suelen perder las perspectivas y con ello, las elecciones.
La cabeza fría y el corazón caliente es una frase que resume en 7 palabras la línea conductual apropiada sugerida para todo(s) el(os) que persigue(n) competir en política. Solamente así, se estará preparado para perder, sin frustraciones para el futuro.