El rey Juan Carlos I de España y la reina Sofía, el presidente colombiano Alvaro Uribe, su colega panameño Martín Torrijos y los ex presidentes Bill Clinton de Estados Unidos y Julio María Sanguinetti de Uruguay, además de todos los ex gobernantes de Colombia, declararon la universalidad de la obra cumbre del escritor, "Cien años de soledad", a la que compararon como lo hiciera Pablo Neruda con el Quijote.
Una estruendosa ovación, al coro de "¡Gabo! ¡Gabo!" saludó la entrada del autor al salón de actos del Centro de Convenciones de Cartagena, adonde lo esperaban para tributarle el homenaje con que se dio inicio al IV Congreso de la Lengua Española.
García Márquez entró vestido con traje blanco ligero, pantalones blancos y una corbata con exuberantes dibujos caribeños, acompañado de su esposa Mercedes con discreto traje de chaqueta y pantalones de color crema, y durante dos horas oyó el testimonio de monarcas y presidentes, escritores y académicos.
"Ni en el más delirante de mis sueños llegué a imaginar que iba a llegar a un acto como éste", dijo el escritor, que también fue homenajeado por sus 80 años de edad y los 40 de la publicación de "Cien años de soledad", el primer ejemplar de cuya edición conmemorativa le entregó el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha.
"Pensar que un millón de personas pudieran leer mi libro parecía a todas luces una locura", dijo García Márquez. "Hoy los lectores de la novela han pasado 50 veces el millón. Este milagro es la demostración de que hay millones de lectores en lengua castellana", indicó.
"Mi única misión ha sido siempre escribir una historia, no contada nunca antes, que hiciera feliz la vida a un lector inexistente", agregó Gabo, quien conmovió y deleitó al público contando las penurias que sufrió durante el año y medio que le tardó la redacción de su obra cumbre "en los que no gané ningún centavo de ninguna parte".
Su esposa Mercedes, contó Márquez, logró que el dueño de la casa en que vivían les diera un plazo de seis meses para pagar el alquiler, y cuando quiso enviar por correo a Buenos Aires el original de la novela en agosto de 1967, "el despachante nos dijo 'Son 82 pesos' y sólo teníamos 53, y por eso dividimos en dos el paquete y enviamos la mitad".
"Después caímos en la cuenta que no habíamos enviado la primera sino la segunda parte", dijo ante la hilaridad general. Y Paco Porrúa de la Editorial Sudamericana en Argentina, "ansioso por leer la primera mitad, nos anticipó dinero para que le enviara el resto", agregó.
La fiesta culminó con música vallenata con la presencia del maestro Rafael Escalona y un grupo de niños ataviados a la moda caribeña, mientras otros pequeños rociaban a los espectadores con pétalos amarillos y caían desde el cavernoso cielo raso cataratas de papel picado del mismo color, a la imagen de mariposas.
El rey Juan Carlos I de España dijo que "Cien años" era "una novela radicalmente colombiana y caribeña y a la vez hispanoamericana y declaradamente universal".
Macondo, agregó, "ya es un lugar de la realidad hispanoamericana", aludiendo al espacio mítico que creó García Márquez en esa y otras de sus primeras obras de ficción.
Bill Clinton, que se sumó al homenaje, dijo en un aparte que había venido "básicamente como un lector leal. Cuando leí a García Márquez no podía detenerme. Estaba estudiando derecho. Me di cuenta de que este hombre había imaginado algo que parecía una fantasía pero que era algo profundamente verdadero y sabio".
"Y he leído todos sus libros desde entonces", agregó. "Creo que es el escritor de ficción más importante en cualquier idioma desde que murió William Faulkner".
Carlos Fuentes, ganador del Premio Cervantes, calificó a García Márquez como "mago iniciático del exorcismo sin fin" y recibió una ovación cuando cerró su discurso proclamando que "hoy comienzan los próximos cien años de García Márquez".
El escritor argentino Tomás Eloy Martínez fue uno de los muchos oradores que establecieron un paralelo entre las obras señeras de la literatura española y la literatura hispanoamericana.
"Nuestra lengua está viva y no deja de moverse", dijo aludiendo a la obra del homenajeado. "Es una lengua mestiza con relámpagos del Quijote y de Macondo".