Desde muy pequeña escuché de mis padres una advertencia que la he aplicado hasta estos días; "-no llamen al diablo, que cualquier día aparece-", decía mi madre y nos explicaba con afán la realidad de esta advertencia. Sentada frente al televisor el pasado jueves y en espectativa mientras presenciaba los premios Billboard vi como los desenfadados, atrevidos y renovadores jóvenes de Calle 13, se apoderaron del escenario para interpretar su tema más reciente; "Tango del pecado". Para mí fue una sorpresa escuchar a Residente pidiendo algo que nunca me atrevería a pedir.
Con todo y que valoro mucho lo que estos muchachos han hecho por el reggaetón, me gusta su desenfado y sobre todo su disposición a ser distintos, a crear y a romper con la rutina, pero en esta ocasión debo admitir que hasta ahí no llega mi "devoción".
Todo iba bien hasta que llegó el momento en que Residente pidió: "Súbele el volúmen a la música satánica", un estribillo que repitió una y otra vez y luego sonó: "Vamos a quemarnos en el fuego con el diablo, Residente máximo exponente del pecado".
Muchos dirán pero no se puede pedir más, es reggaetón y en ese género es lo único que hay. No es así, me niego a tener que aprobar esto que ellos han llamado "Tango del pecado", un tema que confieso no pienso volver a escuchar y que mucho menos permitiré que mis hijos lo hagan.
Estoy de acuerdo con la evolución que ha experimentado este ritmo puertorriqueño, me gusta como muchos de sus exponentes lo han utilizado como un arma para hacer denuncias sociales (Don Omar), más nunca aprobaré que la música se utilice para exaltar y promover falsos valores, los vicios y mucho menos para rendir culto a un personaje como "El diablo".
Si vi mal que Anthony Santos lo nombrara de vez en cuando mientras interpretaba algunas de sus pegagosas bachatas, todavía peor es ésta "creación", que ha hecho Calle 13 donde pide claramente que "le suba el volúmen a la música satánica" como si de un tributo a un gran personaje se tratara.
Cuando mi mamá me decía que no llamara al diablo porque un día cualquiera pudiera aparecer no le creía, pero hoy día cuando veo tantos niños sin madres, tantos hogares destruidos, tantos casos que impactan (como que un hijo mate a su padre), tantas muertes sin razón me digo qué necesidad hay de invocar al diablo si ya estamos viviendo en un infierno. Yo no pienso escuchar más este tema.
Lo siento Residente pero esta vez me quedo fuera de la lista de sus fanáticos.
emelynbaldera@gmail.com
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