La escogencia del candidato Presidencial del Partido de la Liberación Dominicana está a solo dias de celebrarse, y los animos se van caldeando en la medida en que se llega al momento de las definiciones.
Dos liderazgos, indiscutiblemente poderosos a lo interno de la parcela morada, compiten por ser escogidos, uno es el gran estratega, el hombre partido, conocedor de donde viven hasta los más lejanos miembros del PLD, el otro es quien ostenta por segu nda vez la prtimera magistratura del Estado, hecho que ha logrado precisamente con el indiscutible y necersario apoyo del segundo.
Danilo Medina afirma que va a ganrle al Presidente, y el eejcutivo anuncia que su victo- ria será de noventa a diez, ese tema de campaña solamente será conocido cuando se vo te y se cuenten las papeletas emitidas por los peledeístas.
Ahora bien, algo es claro, el poder ha sido utilizado sin miramientos y sin respeto, no solamente por el amigo y compañero de partido, sino por el país, que ha acudido atóni to a una nueva versión, quizás ampliada ahora, de lo que se hace con el poder y desde el poder cuando se aspira a mantenerse en el mismo.
Ya pasaron los tiempos de3 hacer diferencias, el ejercicio del poder, antes y ahora, nos ha hecho ver que nuestros partidos y sus dirigentes solamente hablan de seriedad y de respeto a los dineros del pueblo cuando quieren engañarnos para lograr el voto.