Aunque todos quieran negarlo, y vayan a los medios de comunicación a jurar y perjurar que las cosas van a ser diferentes, la realidad es que los dominicanos acudimos sino aso mbrados, por lo menos preocupados al darnos cuenta de que dia a dia dejamos de sen- tir por la patria, y de buscar el bienestar nacional, para buscar el propio y el de los nues tros.
Y es que los cuartos de la campaña que llegan muy pocos a las manos de las bases de los partidos, y a las del pueblo más necesitado, sale casi siempre del dinero que se deja de gastar en Salud, Educación, Vivienda y trabajo para el pueblo, por lo menos el que están gastando a manos llenas los que desde el poder quieren mantenerse en el mismo. El que gastan los que no tienen la vaca nacional, en gran medida proviene del mismo si-tio pero conseguido en diferentes ocasiones precisamente cuando fueron gobierno.
Asi las cosas acudimos a una gran victoria paras el pueblo, y es la de oir cada vez más de los labios de nuestros compatriotas que han dejado de creer en los partidos y en sus instrumentos, y que cada dia causa más rabia ver como al pueblo sed le quiere enga tusar con mil, dos mil, tres o cinco mil pesos cuando sus bolsillos están llenos de miles, y tienen todas sus necesidades cubiertas, las de sus familiares cercanos, y hasta la de sus amantes y parientes de las mismas.
Es una pena, porque cuando un país pierde la fe en la palabra y la honestidad de sus dirigentes puede aparecer cualquier loco en el firmamento político nacional que no sea precisamente lo que más conviene.
Una cosa es buena, cuando comiencen las patadas, y hasta que ellos se pongan en fila los responsables de el retroceso van a sufrir las consecuencias de su afán de lucro, de su renuncxia a los principios, y de su enfermedad de poder.