BEIRUT, (IPS) – Mientras se reinicia la reconstrucción del meridional distrito de Dahiyeh, en la capital de Líbano, se reorganiza también la resistencia contra el gobierno nacional, apoyado por Estados Unidos, y contra Israel, gracias a un creciente apoyo popular al partido chiita prosirio Hezbolá (Partido de Dios). Dahiyeh fue bombardeado por Israel el año pasado por ser considerado un bastión del Hezbolá, organización considerada terrorista por Estados Unidos y por la Unión Europea. Al menos 15.000 casas quedaron destruidas por los ataques.
Muchos residentes acusan al gobierno libanés, respaldado por Washington, de negarse a colaborar con la reconstrucción en zonas favorables al Hezbolá, como Dahiyeh.
Donantes extranjeros prometieron más de 7.000 millones de dólares en asistencia y préstamos en una reunión realizada en París en enero para reconstruir esta nación de cuatro millones de habitantes.
Los tres mayores contribuyentes fueron Arabia Saudita, Estados Unidos y Francia, a los que la oposición considera partidarios del primer ministro Fouad Siniora y sus aliados Saad Harriri y el líder druso Walid Jumblatt.
El ex ministro de Información Michel Samaha (1992-1995 y 2003-2004) dijo a IPS que Siniora, Harriri y Jumblatt tratan de fortalecerse "incorporando en su agenda las prioridades de Estados Unidos en Líbano, de los sionistas en Estados Unidos y en especial, de los neoconservadores en Medio Oriente".
El malestar por estas políticas es obvia en todas las zonas chiitas.
"Pedimos ayuda al gobierno", dijo a IPS Mahmoud al-Khateib, un residente de Dahiyeh de 45 años, propietario de un comercio de reparaciones electrónicas dañado por una bomba.
"Vinieron, inspeccionaron los daños y prometieron que nos iban a informar de sus próximos pasos. Seguimos esperando", señaló.
Mucha gente sostiene que el dinero para la reconstrucción se está yendo a otro lado.
"A los gobernantes sólo les importa poner dinero en sus bolsillos. No se preocupan por nosotros. Mira esta destrucción, no están haciendo nada por nosotros", dijo a IPS Ali Mohammed, un estudiante de 18 años.
Varias manzanas donde hubo edificios de apartamentos de unos 10 pisos fueron destruidas durante el bombardeo. Lo único que queda son cráteres.
Hezbolá, liderado por Sayed Hassan Nasrallah, encabezó los esfuerzos de reconstrucción de los suburbios a través de su organización no gubernamental Jihad al-Binaa, que cuenta con importantes fondos y 1.500 ingenieros.
Jihad al-Binaa fue fundada en 1988 durante la guerra civil libanesa (1975-1990). La organización adoptó el papel de municipalidad para la comunidad chiita ante la ausencia de un gobierno efectivo.
Otras organizaciones administradas por el Hezbolá brindan servicios públicos, como atención médica y educación.
Hezbolá señala que la Jihad al-Binaa se financia mediante donaciones religiosas caritativas como la zakat, el sistema de donaciones chiita por el cual los fieles donan un porcentaje de sus ingresos.
El partido chiita comenzó a actuar apenas terminó el bombardeo israelí, en agosto de 2006, entregando 12.000 dólares a cada familia que había perdido su vivienda.
Funcionarios leales al primer ministro Siniora acusaron al Hezbolá de ser "un Estado dentro de un Estado".
Sus dirigentes respondieron por el canal de Al-Manar TV, propiedad del partido, denunciando "la ausencia del Estado".
Dos semanas después de decretado el cese del fuego, Hezbolá señaló que los urbanistas del gobierno "todavía no tenían planes de contingencia para la reconstrucción del sur ni de Dahiyeh", y que la situación es la misma desde entonces.
Los residentes concuerdan y cada vez apoyan más al Hezbolá. Los israelíes tenían esperanzas de que los ataques diezmaran el respaldo a esa organización.
"Hace ocho meses que terminó el bombardeo y todavía no ha venido nadie del gobierno ni siquiera a inspeccionar los daños en mi casa", dijo a IPS Jihad Brahim, miembro del ejército libanés, parado cerca de una pila de escombros bajo un edificio medio destruido.
"Mira estos escombros. Le llevaría 15 minutos a una topadora sacarlos, pero siguen allí", señaló.
"Todas las personas de mi edificio cuentan con apoyo de Hezbolá y participan en la reconstrucción. Ahora es una organización más fuerte, y todos la respetamos mucho. Rezo por que Nasrallah viva mucho tiempo", añadió Brahim.
"El gobierno no nos da nada. En cambio, Hezbolá hace un gran trabajo", dijo a IPS Hussein Shara'a, un electricista de 22 años. "Queda mucho por hacer, pero podemos vivir con las dificultades porque lo importante es que ganamos la guerra", sostuvo.
El suburbio tiene infinidad de pancartas verdes y amarillas de la Jihad al-Binaa, en las que se puede leer: "Sigamos adelante. Juntos resistimos. Juntos reconstruimos".
Mahmoud Rahman maneja un taxi desde hace 30 años y logró comprar un apartamento con sus ahorros, pero fue casi todo destruido por el bombardeo.
"Nunca había tenido problemas con Estados Unidos, pero por culpa de su apoyo a Israel mi vida quedó destruida. Todos mis hijos odian a ese país. Si esa es su democracia, mejor no tenerla", dijo a IPS.
Al-Fadl Shalaq, ex presidente del Consejo para la Reconstrucción y el Desarrollo, dependencia creada por el ex primer ministro Rafik al-Hariri asesinado en febrero de 2005, señaló que el daño sufrido en Líbano durante el último ataque israelí superó al de la última guerra civil, entre grupos cristianos y musulmanes extremistas. (FIN/2007)