Hace unos 35 años mi hija Xiomara, que entonces tenía unos cinco años, me avisó histérica en medio de un desbordante griterío:
–¡Papi, papi, te llama El Cuco!
–Calma, calma. El Cuco es amigo mío.
–¿Es verdad que El Cuco es amigo tuyo? Menos mal, pues creí que era para llevarte, papi.
–El Cuco no se lleva a los que nos portamos bien. Espera un momento, hija. No te asustes—le dije.
Fui al teléfono y, efectivamente, me llamaba El Cuco. Pero no el fantasma con que se mete miedo a los niños, que en realidad es El Coco, sino el periodista y fraterno amigo José Ramón Tejera Rosa, excelente comunicador y poeta de fina sensibilidad.
Nosotros siempre nos juntábamos en la calle El Conde, en aquellos tiempos tumultuosos tras la caída del dictador Rafael Leonidas Trujillo, para comentar las últimas novedades políticas y literarias, imbuidos de aquel entusiasmo juvenil gracias a cuya fuerza creíamos que cambiaríamos el mundo. Entonces estaban de moda Fidel y su revolución cubana, naturalmente con las consignas de ¡Abajo los Yanquis! y ¡Viva Fidel!, totalmente equivocados en cuando a que la revolución dominicana estaba a la vuelta de la esquina.
Cuco, Víctor Melo Báez, el fotógrafo Ramón Lora, el fallecido camarógrafo Persio Cerda Estrella y otros amigos solíamos compartir agradables momentos de aquella época en que fuimos testigos de muchos acontecimientos, principalmente de las luchas de nuestra juventud por liberarse de los remanentes de la tiranía trujillista, a la cual estábamos integrados, unos más firmes que otros, pero integrados al fin.
Entonces estàbamos en la plenitud de nuestras vidas, esperanzados en un brillante porvenir. A unos nos fue bien y a otros no, y el correr del tiempo y las continuas mudanzas, junto al crecimiento indetenible de la ciudad, determinaron que perdiéramos el contacto, aunque siempre quedó el amable recuerdo.
Hace algunos meses, Cuco volvió a llamarme. Entonces volvimos a renovar los viejos afectos, con la grata sorpresa de que Cuco me devolvió un viejo libro de Albert Camus, El Extranjero, que le había prestado no se hace cuántos años. Creo que es una de las pocas ocasiones en que alguien me ha devuelto un libro que le haya prestado.
Entre conversación y conversación, Cuco me dijo que estaba seriamente enfermo, pues había sufrido un ataque cerebral que le ha afectado un poco el habla, aunque no así sus maravillosas dotes intelectuales. Había hecho varias gestiones de trabajo, pero en nuestro país es un milagro que alguien consiga un trabajo después de los 35 años, cuando muchos empresarios consideran a uno un inútil. Mucho menos van a emplear a alguien que pase de los cincuenta y que además esté enfermo.
Es por esa razón que me alegré mucho al ver que dentro de una lista de periodistas pensionados figuraba uno que creíamos era Cuco, pero no fue así. Era otro con un nombre casi exactamente igual, de manera que la frustración se apoderó de Cuco y quienes nos sentimos sus amigos.
Cuco merece una pensión del Estado, al que sirvió en el Consejo Estatal del Azúcar, la Secretaría de Agricultura, la desaparecida Compañía Dominicana de Aviación y, también, en el sector privado, a través de la empresa radiofónica Radio Mil y su programa noticioso Radio Mil Informando, a cuya redacción perteneció.
Cuco, ahora enfermo, no puede ejercer el periodismo como en sus días de gloria, igual que le ha pasado a muchos compañeros. El pasado 10 de abril, el Presidente Leonel Fernández, un hombre de gran sensibilidad, otorgó pensiones a 27 periodistas de todo el país, entre ellos al autor de esta nota, todos ya viejos y afectados por diversos tipos de dolencias.
Este artículo es una muestra de solidaridad con Cuco. El Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), bajo la presidencia de la dinámica y eficiente licenciada Mercedes Castillo, haría un acto de justicia si gestiona ante el Presidente una pensión para José Ramón Tejera Rosa, cariñosamente Cuco.
Espero que, si se la conceden y me llama por teléfono para informármelo, que no sea alguno de mis nietos quien tome la llamada y me diga gritando:
–¡Abuelo, abuelo, te llama El Cuco por teléfono!
[email protected]
Nota: si algún periodista o lector amigo está de acuerdo con que se le otorgue esta pensión a Cuco, conozcale o no, hágamelo saber para enviarle la lista de apoyo al Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), a ver si logramos que se haga justicia en este caso. Cuco se lo merece.