SANTO DOMINGO, República Dominicana, 12 de mayo de 2007.- En la República Dominicana, así como en el resto de los países de la región, la delincuencia y la violencia amenazan el bienestar humano e impiden el desarrollo económico y social. Asi lo revela el reciente informe Crimen, violencia y desarrollo: tendencias, costos y opciones de políticas públicas en el Caribe, publicado por el Banco Mundial y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Al mismo tiempo, el informe reconoce que el gobierno dominicano está invirtiendo en una serie de estrategias de prevención que prometen resultados positivos, por ejemplo el Plan de Seguridad Democrática y los programas que proveen alternativas a la juventud en desventaja.
El informe indica que los jóvenes se encuentran desproporcionadamente representados en los delitos y la violencia perpetrada en el Caribe, tanto como víctimas, como victimarios y que en la República Dominicana, hombres jóvenes entre los 15 a 29 años de edad son tres veces más propensos a convertirse en víctimas de homicidio, que el ciudadano promedio.
Según el informe, los programas que mantienen a los jóvenes en riesgo en las escuelas y los que proveen opciones para reducir el tiempo de ocio pueden reducir la criminalidad en un plazo relativamente corto. Dentro de los programas identificados como prometedores en la República Dominicana que se incluyen en el informe se señalan: Juventud y Empleo de la Secretaría de Estado de Trabajo, el cual provee entrenamiento y facilita pasantías para los jóvenes que han abandonado el sistema escolar antes de graduarse y los programas de Educación Básica para Adultos y Jóvenes (EBA) y de Educación Secundaria para Adultos (PREPARA) de la Secretaría de Estado de Educación, que benefician unas 200,000 personas.
El informe hace énfasis en el rol del tráfico de drogas y como el mismo fomenta la criminalidad y violencia y a la vez señala que aunque el Caribe no es productor de cocaína, el trafico de ésta en la región, ha promovido la violencia a través de múltiples vías como son la disponibilidad de armas, la corrupción institucional y el desvío de recursos del sistema de justicia de otras actividades prioritarias. Mas aún, el estudio resalta que el tráfico de drogas es un problema mundial y que, por lo tanto, requiere de intervenciones tanto en los países productores como en los países consumidores de la misma.
El enfoque principal del informe es la identificación de políticas y de programas prometedores para la reducir los niveles de criminalidad y violencia en los países del Caribe, por ejemplo, bajo el Plan de Seguridad Democrática hay varias iniciativas que podrían servir como modelos para los países en la región del Caribe.
Una característica digna de imitar del Plan es el énfasis que pone en sistemas de información para orientar la asignación de los recursos de control y de prevención.
Otro elemento importante del Plan de Seguridad Democrático, el programa Barrio Seguro, ha generado reducciones importantes de violencia en el barrio donde fue estrenado. Barrio Seguro incluye el aumento de la presencia policial y patrullaje combinado con esfuerzos para fortalecer las relaciones entre la comunidad y la policía, mejoría de la infraestructura para garantizar seguridad y a la vez inversión en educación y otros programas sociales. El informe reconoce que Barrio Seguro está basado en principios que han demostrado ser eficaces en otros países: la complementariedad entre la prevención y el control del delito, patrullaje basado en análisis de zonas calientes (Hot Spots), el uso del control situacional del delito y el inclusión de la comunidad y de organizaciones de la sociedad civil.
El informe también recomienda mayor atención a la reducción y a la disponibilidad de armas, así como a la reinserción de los deportados. Ambos temas requieren de un enfoque regional y el apoyo decidido de los países que son las fuentes de las armas y los deportados. Finalmente, el informe resalta la importancia de la inversión en educación para asegurar permanencia en la escuela hasta completar los estudios secundarios y la necesidad de inversión en los sistemas de información para la formulación de políticas para reducir la criminalidad y la violencia.
La República Dominicana ha adoptado una serie de iniciativas para la prevención y control del delito y la delincuencia, pero todavía quedan importantes desafíos por resolver. En la República Dominicana como en el resto de los países de la región, los problemas del crimen y la violencia trascienden las fronteras nacionales y necesitan una respuesta coordinada a nivel nacional, regional e internacional.