La creencia de que el dopaje pertenece a la medicina deportiva, antes que a la medicina legal, no es del todo cierto. En los últimos tiempos, la balanza parece girar a favor de esta última. ¿Cuál es la razón?: La muerte por dopaje es cada vez más frecuente y eso hace que las agencias que investigan el crimen se preocupen más sobre esta creciente realidad, que conduce a crímenes. El Ministerio Público, al fungir como el director de toda investigación criminal deberá en lo adelante desarrollar y cualificar los peritazgos relacionados a estos tipos de casos.
Las autopsias por envenenamiento, por sobredosis, el interés medicolegal que implican, le hace mucha falta a los médicos forenses que trabajan diariamente es estos affaires. Hay más de un tipo de autopsia y es primordial mejorar la calidad de todas ellas, documentando mayor cantidad de datos y de bibliografía.
Pero lo que tenemos ahora es el antidoping para evaluar el Ministerio Público. El anuncio hecho noticia nos lleva a algunos cuestionamientos. El más elemental de todos ellos es si la iniciativa surge a partir de denuncias, si trascendió algún caso importante de algún miembro del MP.
Pero la cuestión que nadie quiere discutir es la verdad del órgano que ahora aspira a centralizar la función de Policía Científica, es decir, el INACIF, que tiene que fundirse al Instituto de Patología Forense en un solo y único organismo. Lo que nos conmina a creer que este nuevo organismo no tiene definida una etapa de organización de sus recursos humanos y ya está ocupándose de tareas ulteriores, que demanda actores forenses más especializados en el área.
Para hablar de dopaje, a nivel de la función pericial en una Policía Judicial de un país, hay dos estructuras que deben estar mejor integradas. Una es los médicos forenses, que deben estar en mejores condiciones científicas dentro de la organización, y la otra realidad es la estructura central del laboratorio forense –no de un laboratorio simple–, el cual debe ser organizado y dirigido por un médico-toxicólogo, preferiblemente un forense.
No es una fórmula simple realizar antidoping, y menos a esa escala, que van a involucrar a los empleados del Ministerio Público. Fuera de los adictos a la cocaína, el dopaje que van a encontrar es el que es usado por muchos de ellos para disminuir la fatiga, retardar los dolores musculares, recuperarse de cansancio mental y físico. Es decir, sujetos habituados a las anfetaminas, codeína, analgésicos-narcóticos, entre otros, ya que ser Ministerio Público, un investigador, es una labor de 24 horas al día, de alguna manera.
De acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo que define el dopaje es «administrar fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento». De acuerdo al C.O.I., doping es la «administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal, con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su mejora del rendimiento en la competición».
En el sentido contrario, la lucha contra el doping, nos da a entender que se trata de una droga (uso de una sustancia, artificio o método), que puede ser potencialmente peligrosa para la salud de un individuo, susceptible de mejorar su rendimiento (o la presencia en el organismo de un individuo, de una sustancia, o la constatación de un método). También se habla de dopaje cuando existe «promoción, incitación, consumo o utilización de las sustancias y grupos farmacológicos prohibidos y de los métodos no reglamentarios destinado a aumentar las capacidades físicas de los deportistas o a modificar los resultados de las competiciones en las que participan».
Dos características llaman la atención en el control del dopaje: no es muy frecuente en los casos que ocurran de manera individual. En los casos colectivos, es como se ve en las competencias, en muestras de grupos experimentales, hay que tomar en cuenta el historial de salud de los sujetos, los que lleven algún tratamiento, con medicamentos especializados. No faltarán los casos de agentes judiciales, habituados al alcohol, o culturistas y levantadores de pesas que tiene pasión por este tipo de ejercicios.
Existen muchas sustancias dopantes diferentes y diversas formas de consumirlas, desde la ingesta oral a las inyecciones o la inhalación de estos productos, sin dejar de lado los geles y cremas que se aplican directamente sobre la piel.