CARACAS, may (IPS) – La independencia del movimiento sindical en Venezuela quedará amenazada si prospera una combinación de normas legales, medidas políticas y encuadramiento de trabajadores en estructuras oficialistas, advierten dirigentes de distintas corrientes y analistas laborales.
El ministro del Trabajo, José Rivero, anunció que el presidente Hugo Chávez prepara decretos-ley para establecer consejos de trabajadores, que organizarán a los asalariados en empresas privadas y entes públicos, y para que se dediquen cuatro horas semanales a la formación de los empleados en cuestiones técnicas y hasta organizativas y políticas.
Mientras, en las últimas semanas se decretó un aumento del salario mínimo mensual, que pasó del equivalente de 238 dólares a 286 dólares, a la par de que Chávez anunciaba la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas y a 36 horas semanales a partir de 2010.
La poderosa voz de Chávez clamó en un mítin con empleados petroleros, en la celebración el 1 de este mes del Día Internacional de los Trabajadores, que "todo aquel que se sienta comprometido hasta los tuétanos con la patria, con esta revolución y con éste, su humilde servidor, debe sumarse al Partido Socialista Unido (PSUV)".
"Lo demás me suena a excusa hueca, a falta de compromiso", enfatizó.
"Algunos movimientos, sindicatos incluso que dicen apoyar la revolución, no terminan de entender. Prefieren cuidar su parcela, porque no entienden las grandes amenazas que se ciernen sobre nosotros", agregó Chávez al insistir en su reclamo de adhesión.
En otro acto, semanas atrás, el mandatario advirtió que "los sindicatos no quieren tener nada qué ver con el partido (en formación) ni con el gobierno, quieren ser autónomos. Es una especie de chantaje: pierden de vista la lucha histórica de la clase obrera por la revolución, con el cuento de que son autónomos", puntualizó.
"Para el presidente, los trabajadores son parte de una cosa etérea que él llama pueblo, y, en cambio, para la izquierda progresista son la columna vertebral del progreso social y sus sindicatos forzosamente deben ser autónomos, primero que nada de los patronos", dijo a IPS León Arismendi, abogado laboralista y profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad Central de Venezuela.
"Y en Venezuela, el gobierno es el primer empleador", apuntó el experto.
"Me pregunto qué pensará Luiz Inácio Lula da Silva de esta eliminación de los sindicatos propuesta por Chávez", agregó Arismendi, aludiendo al pasado sindicalista del izquierdista presidente de Brasil, aliado de su par venezolano en varios frentes.
Según los borradores conocidos, los consejos de trabajadores partirían de una asamblea general de asalariados que designaría comités de gestión y una directiva que tendría la representación del colectivo, un esquema que colisionaría con los sindicatos, observó Froilán Barrios, dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
Chávez "pretende establecer órganos de control político sobre los trabajadores, y por eso llamamos a todas las organizaciones, incluso a las afines al gobierno, a conformar un gran movimiento sindical que defienda su existencia, autonomía e independencia", arengó el secretario general de la CTV, Manuel Cova.
La CTV, dominada por el partido socialdemócrata Acción Democrática, fue la principal central de trabajadores de Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX, pero su influencia se derrumbó con la deserción de militantes y tras su alianza con la agrupación empresarial Fedecámaras en el frustrado intento por derrocar a Chávez a lo largo de 2002 y 2003.
En esas casi cuatro décadas Venezuela fue gobernada por Acción Democrática, con alternancias del socialcristiano Copei.
Sindicatos afines al chavismo crearon hace tres años la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), con directiva provisional a falta de congresos o estatutos y cuyo control se disputan cinco grupos principales, según admiten varios de sus responsables.
"Sin duda, la autonomía es la esencia misma de los sindicatos, que están por encima de consideraciones partidistas. Integrarlos al PSUV sería cometer el mismo error de la CTV, que estuvo a merced de los partidos políticos, los cuales la sometieron a sus dictámenes y la desviaron de su lucha", dijo el coordinador nacional de UNT, Orlando Chirinos.
Aunque sostuvo su apoyo al mandatario, Chirinos rehusó que pueda disolverse la UNT. "Una cosa es que apoyemos políticas del gobierno o que lo hayamos defendido durante el golpe de Estado (abril de 2002) y el sabotaje petrolero (huelga de diciembre de 2002 y enero de 2003), y otra muy distinta es que nos integremos a él", recalcó.
Franklin Rondón, dirigente de los empleados estatales dentro de UNT, de una tendencia distinta a la de Chirinos, exhortó a los afiliados a la central a integrarse individualmente en el naciente PSUV " y conformar redes obreras para dar la batalla por nuestros intereses dentro del partido, para ser actores y no simples espectadores del proceso".
El diputado Oswaldo Vera, quien lidera otro grupo, indicó que "una cosa es el movimiento obrero, que debe mantener autonomía y pluralismo, siempre y cuando no se utilice contra la democracia, y otra la organización del partido", y deploró que "las tendencias no nos ponemos de acuerdo y cada quien trabaja por su lado".
Lo que plantea Chávez "es la vieja tesis hegemónica del partido sobre los sindicatos, llamados a ser correas de transmisión de sus directrices hacia los trabajadores, según los modelos soviético (desaparecido) y cubano", observó a IPS Francisco Iturraspe, de la Asociación de Abogados Laboralistas y catedrático de la Universidad Central.
Sin embargo, "se entiende que hasta ahora sus llamados a unidad y disciplina se dirigen a los trabajadores que son sus seguidores", aclaró Iturraspe.
"Pero dirigentes, grupos y sindicatos se muestran reacios porque 'echaron los dientes' precisamente luchando contra el verticalismo y prácticas no democráticas de la vieja CTV", añadió.
Un ejemplo es el de los obreros de la sudoriental Guayana, emporio de la industria pesada como el acero y el aluminio, que, pese a seguir políticamente a Chávez, han lanzado huelgas que disgustaron al gobierno. Por ejemplo en 2005 o ahora, que le han tomado la palabra en el sentido de que nacionalice la Siderúrgica del Orinoco, de capitales privados argentinos.
Fuera de Venezuela, el Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo ha lamentado la pérdida relativa de autonomía de toda la pirámide sindical, ya que sus elecciones deben ajustarse a normas de un poder del Estado venezolano, el Consejo Nacional Electoral, que supervisa todos los comicios obreros.
"Chávez está profundamente equivocado y debe reflexionar y rectificar, porque un Estado sin sindicatos independientes puede ser una dictadura de izquierda, pero no una democracia", dijo a IPS Julio Roberto Gómez, presidente de la Central General de Trabajadores de Colombia y presidente de la Central Latinoamericana de Trabajadores.
El australiano Aidan White, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), dijo que "la expresión de que los sindicatos deben desaparecer en el contexto de la revolución conducirá a un ataque contra los sindicatos independientes".
Su afiliado venezolano, el Sindicato de Trabajadores de la Prensa, "cree que el anuncio reviste suma gravedad". "Mientras el presidente adelanta un proyecto de reforma constitucional que nadie conoce, recibió poderes para legislar por decreto y anuncia el cierre de una televisora de oposición ", dijo a IPS su secretario general, Gregorio Salazar. (FIN/2007)
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