Aunque continúan escandalizando, ya no sorprenden las apetencias de dinero de muchos jueces de las diferentes instancias del estado.
Ya es cuestión ordinaria que estos ciudadanos se las ingenien y amarren una mayoría para aprobarse aumentos de sueldos o incentivos que constituyen una verdadera afrenta a la pobreza de los dominicanos.
El Senado de la República debería seleccionar para jueces personas que presenten ingresos económicos muy por debajo del que recibirían en pleno ejercicio de esas funciones. De esa manera podrían sentir satisfacción con el sueldo que encuentren al llegar a la posición.
Recordamos a uno de esos privilegiados, quien dijo que no llegó al cargo para empobrecerse.
Nos preguntamos ¿Es que esta en la naturaleza humana que mientras más dinero ganamos más queremos? ¿Es que para llegar a esa posición se hacen compromiso con quienes los proponen o quienes los aprueban para dividir la remuneración correspondiente y en ese sentido mientras mayor sea ese pastel mayor es el reparto?
Nos preocupa también, que si la sociedad lograra vencer sus intentonas, el ingenio de estos “magistrados” se desplace a otros medios que tienen que ver con la impartición de justicias y a quienes favorecerían sus sentencias.
Y por último cómo nos van convencer que en sus actuaciones sucesivas se procurará hacer justicia.