La convención celebrada del Partido de la Liberación Dominicana ha dejado grandes enseñanzas que los partidos de oposición, sobre todo el PRD y su candidato Miguel Vargas deben asimilar de cara a la campaña presidencial venidera si de verdad quieren sacar del poder a un hombre que ha probado ser capaz de cualquier cosa en aras de obtener sus objetivos.
Subestimar a este hombre sería un gravísimo error. Los presidentes no se subestiman. Y menos en un país como el nuestro sin instituciones, de escaso nivel político y cultural.
Aquí están las que considero algunas enseñanzas que nos dejó la convención del PLD.
1.- Que el país no cuenta con un sistema electoral todavía confiable porque el que está en el poder se impone.
2.- Que se requiere una modificación constitucional que limite la capacidad de maniobra del jefe del Estado.
3.- Que no es cierto que el PLD esté fundamentado en la moral y la ética.
4.- Que hace tiempo que los principios que le dieron razón de ser a esa organización política desaparecieron.
5.- Que los peledeístas se venden igual que los militantes y dirigentes de los demás partidos políticos del sistema.
6.- Que no es verdad que el país esté dividido entre corruptos y peledeístas.
7.- Que el gobierno del PLD utiliza los recursos del Estado más que cualquier otro gobierno anterior, incluso más que Balaguer, a quien tanto criticaron por ese motivo.
8.- Que el paradigma del PLD, por lo menos en los hechos, no es Bosch, sino Balaguer, maestro del fraude, la simulación y el cinismo.
9.- Que una parte de la sociedad civil (¿no será suciedad civil?) en ocasiones tiene una vista 20-20, pero otras veces es ciega o tuerta, porque no vio el uso de los recursos del Estado, la compra de votos ni los sobornos.
10.- El compromiso de un sector empresarial con la reelección presidencial a costa de la miseria y la indigencia en que este gobierno mantiene al pueblo dominicano.
11.- El papel casi decisivo de una buena parte de los medios de comunicación y de las bocinas del gobierno que en todo momento mostraron sus simpatías hacia la reelección. (La consigna 90-10 fue vendida por los asesores del gobierno a través de los medios y sus bocinas para dar la sensación de una victoria aplastante, lo cual no resultó). Ahora esos mismos medios y esas mismas bocinas pretenden chantajear al grupo de Danilo para que se integre a la campaña reeleccionsta. ¿Y es fácil?
13.- Que ciertamente Danilo Medina no perdió de Leonel Fernández. Perdió del Estado.
Es decir, del Palacio Nacional, de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, de todas las secretarías.
14.- Que la traición y la deslealtad no son exclusividad del PRD y del PRSC.
15.- Que en la convención del PLD, como ya dije en el artículo del pasado domingo, papeleta mató a menú y morocota se alzó con tó.
16.- Que el presidente, lejos de probar fuerzas, demostró una gran debilidad, porque para ganarle a Danilo debió emplear "las malas artes de la política", recurrir a los aliados que nada tenían que ver con la lucha interna, a una descomunal campaña publicitaria a través de espacios pagados en los periódicos, vallas en todas las esquinas, puentes y carreteras. Si la lucha era desigual, como afirmó una y otra vez el presidente candidato, ¿por qué el uso de tantos recursos, por qué la compra de votos, por qué lanzar a todo el gobierno al combate interno, por qué la elección de una comisión electoral adocenada, comprometida claramente con el proyecto reeleccionista?
17.- Que la convención no fue limpia ni transparente.
18.- Que el país vive una dictadura mediática que podría convertirse pura y simplemente en una dictadura, no importa que estos tiempos no estén para aventuras políticas.
19.- Que si el PRD quiere volver al poder el próximo año tiene que enfrentar, con las armas necesarias, al Presidente de la República que ahora es el candidato. Un candidato difícil de enfrentar porque tiene condiciones y tiene mucho, pero muchos recursos. Lo que viene no es juego de niños. La campaña próxima viene dura, violenta e inhumana. Al PRD y al candidato le darán con todos los hierros. Si el PRD y el candidato no se colocan a la altura de las circunstancias, que de le dejen el escenario a otros que estén dispuestos echar el pleito.