SANTIAGO.- Con el testimonio del mayor policial Edward Sánchez, quien dirigió las investigaciones sobre el intento de asesinato de la señora Miguelina Llaverías, continuó a media mañana de hoy el juicio que se sigue a cuatro personas, incluyendo a su ex esposo. La reanudación del proceso se produjo luego de ser suspendido el pasado viernes, debido a que la víctima del hecho de sangre tuvo que ser internada en la clínica Corominas, como consecuencia del impacto emocional que le produjo su intervención el día anterior.
En esa ocasión, Llaverías señaló a Dámaso Nova Peralta como la persona que el cinco de octubre del 2005 intentó asesinarla, al hacerle un disparo en el pecho en el instante en que se disponía a ingresar a su residencia.
El mayor Sánchez, actuando por instrucciones del Ministerio Público, llevó a cabo todo el proceso de investigación del hecho, recogiendo las evidencias y luego arrestando Nova Peralta y a Fausto Aris Pérez Díaz, sindicado como el individuo que transportó al lugar del hecho al supuesto autor material del hecho.
Otros testigos de cargo que están supuestos a declarar hoy ante el Primer Tribunal Colegio de aquí son Julia Miguelina Román Llaverías, hija de la víctima y de Adriano Román, acusado por la dama de ser el autor intelectual, así como William Román y Antonia Calderón, alegados testigos oculares. Una persona a descargo también deberá comparecer al juicio de hoy.
En su declaración del pasado jueves, Llaverías señaló a Nova Peralta como la persona que le disparó la tarde del cinco de octubre del 2005, cuando ella se aprestaba a ingresar a su residencia.
“Ese fue quien me disparó para matarme, no tengo ninguna duda”, dijo de manera resuelta Llaverías, mientras señalaba a Nova Peralta, sentado junto a los demás inculpados, el ex esposo de ella, Adriano Román; Fausto Aris Pérez Díaz y Angels Manuel Carela Castro, el último administrador de una compañía de detectives privados.
Del intento de asesinato, la dama aseguró que su antiguo compañero Román fue el autor intelectual “porque hasta donde recuerdo es la única persona enemiga que tengo”.
Los problemas entre Llaverías y Román se remontan a 29 años atrás, cuando en 1978 él le provocó serias torturas físicas por asuntos familiares, lo que marcó el inicio del rompimiento del matrimonio.
Al acusar a Nova Peralta del hecho, Llaverías ratificó la identificación que hizo cuando meses después de ocurrido el hecho, lo identificó en la rueda que realiza la fiscalía de aquí, mostrando a las víctimas, a través de un cristal, los sospechosos.
En el proceso judicial, la víctima cuenta con los abogados Yordi Veras y María Alejandra Veras Pola como representantes del actor civil, en tanto que los intereses de la Fiscalía son representados por el licenciado Fernando Martínez. El equipo de abogado de los imputados lo encabeza Carlos Balcácer.