BAGDAD, may (IPS) – Matanzas, criminalidad, deficiencias en salud, educación y servicios básicos… Nadie sabe a quién responsabilizar de lo mucho que anda mal en Iraq, cinco años después de iniciada la ocupación extranjera y con un gobierno supuestamente democrático en funciones. Muchos iraquíes acusan a las fuerzas ocupantes, particularmente a Estados Unidos y Gran Bretaña.
"Está bien que la gente discuta sobre la responsabilidad de los robos, pero más importante es encontrar responsables por la pérdida de sangre iraquí", dijo a IPS el activista de derechos humanos Numan Ahmed, del barrio bagdadí de Adhamiya.
La revista médica británica The Lancet informó que, entre la invasión de marzo de 2003 y julio de 2006, habían muerto 655.000 personas como consecuencia de la guerra.
También señaló que el riesgo de muerte entre civiles es ahora 58 veces mayor que antes del inicio de la guerra que provocó la caída del régimen de Saddam Hussein (1979-2003).
"Hasta ahora, un millón de iraquíes fueron asesinados sin razón, y muchos millones quedaron lisiados o sufrieron heridas simplemente a causa de algunos ladrones en Bagdad y Washington", aseguró Ahmed.
"Estamos dispuestos a preparar su condena, aunque nos lleve toda la vida", agregó.
Pero los iraquíes no tienen medios para actuar contra los ocupantes.
Estados Unidos no aceptó la jurisdicción de la Corte Penal Internacional (CPI), creada por el Tratado de Roma para investigar denuncias por crímenes de guerra y contra la humanidad y actos de genocidio.
Para Washington, ese tribunal puede realizar "investigaciones políticamente motivadas y juicios a funcionarios militares y políticos" estadounidenses.
Esa oposición a la CPI contrasta marcadamente con el fuerte apoyo al cuerpo de la mayoría de los aliados más cercanos de Estados Unidos. Los iraquíes tampoco hallaron ningún modo de proceder judicialmente contra las fuerzas ocupantes.
Al no abrírseles las puertas de la justicia, ahora muchos iraquíes recurren a mecanismos ilícitos, y devuelven los golpes a la ocupación y al propio gobierno.
"La única manera de hacerlo es a punta de pistola. Ellos nos invadieron a punta de pistola y nos parece ridículo hablar de ninguna otra manera de recuperar lo que nos pertenece", dijo a IPS Alí Aziz, de 32 años, residente en Ramadi, 100 kilómetros al oeste de Bagdad.
Aziz dijo haber perdido varios amigos en ataques de soldados estadounidenses. "Todos hacen frente a esto con hipocresía. Sólo nosotros reclamamos nuestros derechos como nos parece adecuado."
La organización de derechos humanos Al-Raya presentó una demanda ante un tribunal de Faluya contra las fuerzas estadounidenses en 2004, tras una ofensiva militar masiva que devastó esa ciudad del centro de Iraq.
Tres cuartas partes de los edificios de Faluya resultaron destruidos o seriamente dañados en el ataque estadounidense, registrado en noviembre de 2004.
Pero la respuesta de las fuerzas de seguridad iraquíes, respaldadas por Estados Unidos, fue arremeter contra Al-Raya.
"El secretario general de la organización fue arrestado por la policía de Faluya por razones que desconocemos, y el grupo ya no funciona más", dijo en Bagdad un miembro de la junta directiva de Al-Raya, que reclamó a IPS mantener su identidad en reserva.
"No es el momento adecuado para hablar sobre responsabilidades, cuando todavía ocurren matanzas a diario, cometidas por soldados estadounidenses e iraquíes. Sólo Dios sabe si alguna vez será posible", agregó.
En el juicio de criminales de guerra nazis en Nuremberg, Alemania, en 1946, un juez de Estados Unidos escribió: "Iniciar una guerra de agresión no es solamente un delito internacional: es el delito internacional supremo, que difiere de otros crímenes de guerra solamente en que contiene dentro de sí el mal acumulado de todos."
El 16 de septiembre de 2004, la invasión de Iraq fue calificada por el entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Kofi Annan de "acto ilegal que infringió la Carta" constitutiva del foro mundial.
La falta de responsabilidades parece ahora conducir a un mayor apoyo a la resistencia armada contra las fuerzas de la ocupación.
"¿De qué responsabilidad está hablando, señor?", preguntó Abu Jassim, de Faluya, quien perdió a cuatro miembros de su familia cuando una bomba estadounidense destruyó su hogar durante la primera ofensiva en la ciudad, en abril de 2004.
"Los estadounidenses son criminales, y todo el mundo está encubriendo sus crímenes", señaló. Ellos serán responsabilizados "por Alá y por los héroes de la resistencia iraquí".
Los iraquíes también están indignados por la destrucción de su infraestructura civil, de la que nadie se hace cargo.
Las acciones de Estados Unidos "para aplastar deliberadamente la infraestructura iraquí debe ser visto como un crimen contra la humanidad", dijo a IPS el ingeniero Jalal Abdulla, del Ministerio de Electricidad en Bagdad.
"Ellos no tenían que hacerlo para apoyar su operación militar, pero lo hicieron solamente para causar cientos de miles de muertes por ninguna otra razón más que la crueldad", se lamentó.
Otros dan rienda suelta a su frustración contra la ONU, a la que perciben como un organismo impotente.
"La ONU debería ser el lugar para preguntar a esos estadounidenses por qué cometieron tantos crímenes en Iraq", opinó el bagdadí Malik Hammad. (FIN/2007).
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