La principal razón porque los países ofrecen incentivos tributarios se debe a la percepción de que son medidas requeridas para competir internacionalmente.
Por Ej. Las Maquila-Zona Francas y Hoteleria.
Se argumenta que estimulan la inversión y el empleo y, simultáneamente, generan efectos multiplicadores positivos.
Aunque hay cierta validez apoyando dichos argumentos, también surgen serias
dificultades analíticas para evaluar empíricamente el impacto de los incentivos en el empleo y la inversión.
Tales evaluaciones enfrentan el problema conceptual de determinar la estructura económica del país (y el resto del mundo) en ausencia de los incentivos; eso es, la proporción de la inversión actual que se debe a los incentivos y la proporción que hubiera ocurrido sin la presencia de los incentivos.
Los incentivos tributarios por sí atraen poca inversión extranjera y doméstica.
De tanta o más importancia son los elementos de estabilidad política y laboral, macroeconomía, infraestructura adecuada, luz, nivel de destreza de la fuerza trabajadora, un sistema tributario consistente, bien administrado y de tasas impositivas razonables y, para la inversión extranjera, el trato impositivo en el país huésped a la ganancia de capital del inversionista.
No deben desestimarse las características estables y permanentes del sistema
tributario y su administración.
Por lo menos en el corto plazo, los incentivos tributarios generan pérdidas (sacrificios) fiscales.
Distorsionan la asignación sectorial de la inversión al favorecer la manufactura sobre los servicios y empresas medianas y grandes sobre las pequeñas.
Confieren beneficios muy limitados a las empresas que operan con pérdidas, que tienden a ser empresas nuevas.
En cambio, podrían ser muy lucrativos para aquellas empresas que operan con
ganancias, empresas que podrían haber invertido aún en la ausencia de los
incentivos.
Otorgar incentivos a las subsidiarias de empresas ya existentes abre la posibilidad de abusos en el área de transferencia de precios (transfer pricing), transfiriendo ganancias tributables a la subsidiaria exenta de la tributación; aquí hay un área donde el DGII requiere de auditores muy experimentados. Caso Shell. Deben auditar sus perdidas acumuladas, pues fueron siempre abultadas.
Hoy, quieren vender y recuperar la inversión que ordeñaron por 30 anos. La única solución es que Venezuela compre ese activo al costo neto y haga un fideicomiso de administración con RD para administrar y cobrar vía el plan Petrocaribe del Hon. Pte. Chávez; capital e interés a pagar con tasa subsidiada.
Según el experto Miguel Mejia, de alguna forma Shell ha venido saboteando a
Petrocaribe con una serie de desinformaciones a la opinión pública; dijo que desde la refinería se ha alegado que el flete de importación desde Venezuela
es más caro, pero tampoco Shell adquiere el tipo de combustible que demanda
el país y también se retrasan en formalizar las solicitudes.
Entre naciones nobles y Bolivarianas, no se ejecuta ni valen las exenciones tributarias y las que están abiertas a la discreción del gobierno presumen que el gobierno posee más aptitud que el mercado para seleccionar las inversiones que le serán más beneficiosas al país.
Los incentivos tributarios discrecionales crean incertidumbre y la posibilidad de corrupción.
Esto, en combinación con las inconsistencias en cuanto a la interpretación del código tributario y otras políticas vinculadas a la administración tributaria, podría actuar para desalentar la inversión.
En resumen, los incentivos tributarios/subsidios no están asociados con políticas económicas que promuevan el desarrollo y crecimiento económico. Todo lo contrario. Se asocian con crecimiento no sostenible o cero crecimiento e inversión de largo plazo reducida.
Dadas las desventajas vinculadas al uso de incentivos tributarios, el gobierno de RD podría pensar en reemplazar dichos subsidios con incentivos tributarios estructurales. DGII y Finanzas los conocen, preséntenlos.
Serán más fáciles de administrar, generarán menos distorsiones de precios relativos y de la asignación de recursos y, significativamente, limitarán las posibilidades de corrupción y de rent-seeking Corp. Shell debe demostrar si el precio que aspiran y los impuestos que ha pagado por utilidades al país se compadecen con el alto precio a que aspiran y que nos sirva esto de experiencia para dar incentivos, pero regular los precios de transferencias que otorgaban beneficios sobre el costo a toda inversión que hizo Shell, sacaron ganancia y hoy sacan su plusvalía, que bueno es ser grande como SHELL. Ruben Montas de Refidomsa Vs Ing.Fernando R. Maradiaga de Shell. Apuesto a Rubén.