SANTIAGO.- Dámaso Nova Peralta, el albañil acusado de dispararle al cuello a la señora Miguelina Llaverías, fue condenado esta madrugada a 30 años de prisión, mientras que los otros tres implicados fueron sentenciados a 20 años de cárcel y al pago en conjunto de 25 millones de pesos, en beneficio de la víctima. Entre los condenados a 20 años de prisión figura el empresario Adriano Román, ex esposo de la señora Llaverías, quien fue incluido en el expediente en calidad de autor intelectual del hecho de sangre, ocurrido la tarde del domingo dos de octubre del 2005 en el reparto Oquet, de esta ciudad.
Inmediatamente se conoció la decisión del tribunal, anunciada por el juez José Rafael de Asís Burgos, Llaverías irrumpió en llantos y fue consolada por su hija Julia Miguelina Román Llaverías, quien también terminó llorando.
Los otros hallados culpables y sentenciados a 20 años son el comerciante Fausto Aris Pérez Díaz y el abogado Engels Manuel Carela Castro, propietario de una compañía de detectives privados. De los 25 millones de pesos de indemnización, 10 corresponden a Nova Peralta y los restante 15 distribuidos en cifras iguales a los otros tres encartados.
La sentencia fue evacuada por el Primer Tribunal Colegiado de este distrito judicial a eso de la 1:10 de esta madrugada, cuando se leyó el dispositivo luego de deliberar por casi dos horas. La lectura íntegra de la decisión será anunciada el primero de junio próximo, a las nueve de la mañana, en la referida sala de audiencias.
Justamente cuando el licenciado de Asís Burgos se aprestaba a dar a conocer las condenas se produjo un apagón en el Palacio de Justicia, por lo que hubo necesidad de encender linternas y celulares para que el juez pudiera leer el dispositivo. Ningún tipo de reacción tuvieron los sentenciados, quienes prefirieron no responder las preguntas que les formularon los periodistas inmediatamente se conoció la sentencia.
El tribunal encontró que los inculpados violaron las leyes sobre asociación de malhechores y de intento de asesinato. El Ministerio Público y el actor civil habían solicitado esas penas y el pago de 100 millones de pesos para Román; 50 para Nova Peralta y 20 millones para Pérez Díaz y Carela Castro, cifras que fueron reducidas por los jueces.
La sentencia fue leída por el licenciado de Asís Burgos, miembro del Primer Tribunal Colegiado, a solicitud del presidente interino, Wilson Francisco Moreta. La licenciada Acacia Reyes Castillo, juez sustituta, completó la parte encargada de administrar justicia.
Con dicha sentencia se pone fin al accidentado proceso que se conoció por primera vez el 21 de septiembre del pasado año y que fue reenviado en seis ocasiones, hasta que finalmente el nueve de este mes se inició el juicio de fondo que solo fue interrumpido el pasado viernes, por el repentino internamiento de la señora Llaverías, por agotamiento físico.
De todos, el día más agotador fue el de ayer, ya que los alegatos de las partes consumieron casi 12 horas, los que concluyeron a las 10:55 de la noche, cuando el tribunal se retiró a deliberar, regresando dos horas después.
Siendo las 10:40 de la noche y antes de retirarse a deliberar, el presidente del tribunal concedió la oportunidad a la víctima y a los inculpados de hacer breves exposiciones finales. La señora Llaverías mostró la blusa manchada de sangre que llevaba puesta al momento de recibir el disparo en el lado derecho del cuello, proyectil que salió por la parte izquierda de la cara, así como la cartera que tenía consigo esa tarde.
Asimismo, una foto que se le tomó en 1978, días después de la tortura a la que fue sometida por Román, y en la que se observan golpes en la cara y el brazo izquierdo.
La señora Llaverías aprovechó la ocasión para definir el juicio como “largo y vergonzoso”, al tiempo de informar que teme por su vida, las de los nietos y de su esposo Frank Augusto Lora. Mirando directamente a los ojos de Adriano Román, la dama reiteró su acusación de que fue el autor intelectual de su intento de asesinato “aunque es el padre de mis hijos”.
Cuando el tribunal le dio la oportunidad al empresario Román, este ratificó que nada tuvo que ver con el hecho, alegando que no tiene razón para desearle ningún daño a Miguelina. “No tuve nada que ver con el hecho, a ella le tengo aprecio y lamento muchísimo lo que le pasó”.
De su lado, Nova Peralta resumió su intervención de cierre aduciendo que nunca ha intentado siquiera matar a nadie “y mucho menos a una dama, porque soy hijo de una mujer”.
Mientras que Carela Castro, al tiempo de desligarse del intento de asesinato, aseguró que tuvo la oportunidad de evitar ser incluido en el expediente como acusado “porque la fiscalía me propuso que fuera su testigo de cargo, señalando a Román como el autor intelectual y, como no me dejé chantajear, me sometieron como cómplice”.
El otro inculpado, Pérez Díaz, también se proclamó inocente “y soy víctima de una trama de la fiscalía, pero estoy confiado tanto en la justicia divina como en la de los hombres”.
Román fue defendido por el doctor Carlos Balcácer y el licenciado Francisco Taveras; Arístides Trejo Liranzo tuvo la responsabilidad de postular en beneficio de Carela Castro; Nova Peralta fue asistido por el defensor público José de los Santos Hiciano y José Reynoso a Pérez Díaz.
El Ministerio Público estuvo representado por los fiscales adjuntos Jenny Berenice Reynoso y Fernando Martínez, en tanto que los licenciados Jordy Veras y María Alejandra Veras Pola actuaron en representación del actor civil.