Estudiaron a 3,130 mujeres embarazadas y recolectaron información sobre su uso del alcohol, cocaína y cigarrillos.
De los bebés nacidos, 66 fueron extremadamente prematuros, 462 fueron levemente prematuros y 2,602 nacieron a término.
El estudio halló que el alcohol y la cocaína, aunque no los cigarrillos, se relacionaban con un mayor riesgo de tener un hijo extremadamente prematuro. El alcohol fue un factor de riesgo mucho mayor que la cocaína y el impacto fue mayor en las mujeres mayores de treinta.
"Aunque hallamos que fumar se relacionaba con partos levemente prematuros pero no con los extremadamente prematuros, sigue siendo un riesgo reconocido de parto prematuro y debería seguir siendo considerado un problema para el feto", aseguró en una declaración preparada Robert J. Sokol, profesor distinguido de ginecoobstetricia y director del Centro de crecimiento y desarrollo humano C. S. Mott de la Universidad estatal de Wayne.
Anotó que el 92 por ciento de las mujeres del estudio eran de raza negra y que los hallazgos necesitan ser confirmados en otro estudios.
"El riesgo básico de parto prematuro es mayor entre los estadounidenses de origen africano que entre los blancos de los EE.UU. Hay efectos conocidos de la etnia para la exposición prenatal al alcohol, por lo que estudiar los embarazos entre los blancos sería sensato. De todos modos, si tuviera que adivinar, me parece que vería cambios en la misma dirección", aseguró Sokol.
El mensaje final es que beber alcohol durante el embarazo aumenta el riesgo de parto extremadamente prematuro y sería mejor para las mujeres no beber nada de alcohol durante el embarazo", sentenció Sokol.