El plan esta en marcha: Cuatro años más. Y después hablamos…
Con todos los poderes en sus manos, un hombre que no se detiene ante nada ni ante nadie, con 54 años no cumplidos, será difícil bajarlo del palo donde se encaramó hace poco menos de tres años por segunda ocasión.
El único "logro" de la presente administración, es la ficticia estabilidad cambiaria que solo favorece a los empresarios. La reducción de la tasa de cambio no se ha reflejado en los precios de los artículos de primera necesidad ni en los carburantes. Un galón de gasolina, por ejemplo, costaba dos dólares durante el gobierno de Hipólito Mejía. Ahora que la prima del dólar ronda los 32 pesos por un dólar, la gasolina se vende a más de seis dólares, lo cual no tiene precedentes.
Compramos la gasolina más cara del mundo. De igual manera, pagamos la energía más cara de este continente. Y no hablemos de la carga tributaria que es de las más altas de América, con la agravante de que el dinero que pagamos de impuestos no se ven invertidos en obras de carácter social.
Hoy estamos peor que antes a pesar del crecimiento económico. No hay dinero en las calles. Comerciantes grandes y pequeños se quejan. La gente se ahoga en la crisis.
Y como si fuera poco, la vida de las personas cada vez vale manos. Aquí matan a una persona para despojarla de un teléfono celular, un calzado o cualquier otra tontería. No es casual que estemos entre los países de mayor índice de violencia del mundo. Quiere decir que hay razonas más que suficientes para que el presidente abandone el Palacio Nacional en agosto del año próximo tras perder las elecciones mucho a poco. El presidente ha fracasado. Sin dudas. El gobierno no puede mostrar, a tres años de gestión, logros tangibles.
El Presidente habla, pero nada hace. Entre las palabras y los hechos hay un divorcio total. Sin embargo, la percepción de la gente no es de fracaso, es de éxito. La imagen del presidente Fernández ante la población sigue siendo buena.
La gente tiene la percepción de que lo ha estado haciendo más o menos bien. De alguna manera el mandatario ha logrado mantener su imagen con mucha aceptación. Esa es la verdad. ¿Cómo lo ha logrado? Sencillo: A base de papeletas que invierte todos los meses en la opinión pública.
La percepción en política lo es todo. La percepción se crea, se construye y se fabrica a base de repetición. El gusto se condiciona y hasta se crea a través de los medios. No es casual que las grandes empresas inviertan tanto dinero en sus campañas publicitarias. A fuerza de decirle a una persona que tome tal o cual cerveza o ron, la gente sale y compra la marca que más que promocione, que más se anuncie.
Es verdad que lo que no se exhibe y no se anuncia no se vende. Lo que no se publica en los medios es como si no sucediera. El presidente está todos los días en la radio, la televisión y los periódicos vendiéndose como una marca. Y eso es, un producto de una marca que se vende, que se mercadea.
Quiere decir que con tantos recursos, con una inversión millonaria en propaganda y publicidad vendiendo su imagen y la del gobierno, será difícil sacarlo del poder. Sobre todo porque no tiene rivales fuertes, dispuestos al combate.
El Presidente está solo, sin oposición. Sus opositores internos fueron derrotados por el dinero a tal extremo que las bocinas que una parte de las bocinas que estaban con Danilo Medina ya se montaron en el tren de la reelección para no perder los millonarios beneficios que les da el gobierno a través de sus distintas instituciones.
El presidente se ha burlado de este pueblo, ha hecho lo que ha querido impunemente. El Metro para menos del diez por ciento de la población de Santo Domingo y el hospital de Santiago para ricos, tres reformas fiscales…, son apenas algunos ejemplos. Y nada ha pasado. No hay protestas. Los únicos que dicen y hacen algo son los choferes. Y todos sabemos las razones personales y grupales de los dirigentes choferiles.
El PRD está cruzado de brazos esperando que la crisis saque del poder a Fernández. En el PRD parece haber mucho miedo.
Quiere decir que si todo sigue como va, si no se produce un cambio en la línea política, tendremos a Leonel Fernández cuatro años más en la Presidencia de la República. Y si logra mantenerse en el gobierno más allá del año que viene, lo tendremos por mucho tiempo en el Palacio Nacional, igual que Balaguer. Y no duden que estemos a la entrada de una dictadura "light" al estilo siglo 21. No es verdad que con una oposición complaciente y cómplice el presidente Fernández será sacado del Palacio Nacional. "De que se van, se van". ¿Y es fácil hacerle rolos a la estatua de la libertad?