La utopía del desarme de la población se renueva cíclicamente.
Siempre tras las voces aparentemente preocupadas de personas que parece que
no han vivido ni viven en este país, soy un niño delante del cardenal y he visto y escuchado repetidas veces este llamado, por él y por otros lideres, no lo pierdo de la memoria, porque he vivido aquí en los barrios de santo domingo y he visto lo que pasa con el gran negocio del desarme de la población, desarme éste que lo hacen específicamente la guardia y la policía..
El porte ilegal de armas de fuego es una violación a la ley 36 que regula la
tenencia y el porte de armas blancas y de fuego, que si mal no recuerdo nace
con mucha severidad para desarmar la población después de la guerra del
sesenta y cinco, momentos de la historia en que las armas de fuego de dicha
guerra estaban en manos de civiles.
Recuerdo a mi madre echar en el retrete las armas que llevaron mis hermanos
Constitucionalistas cuando terminó el conflicto, ellos no querían estar
desarmados, por el peligro que representaba haber estado en ese grupo, pero
doña Natividad las desapareció, yo era apenas un niño de 10 años y desde ese
año a esta parte he visto lo que pasa con las armas de fuego, la policía las
recupera y más rápido llegan al pueblo nuevamente, se las reparten entre
ellos, y las venden vulgarmente, así que esos lideres saben donde radica el
problema de el desarme.
A los primeros que hay que desarmar son a los policías, que son quienes trafican con las armas. La mayoría de tiendas para ventas de armas de fuego son de militares, no son de civiles. Irrita cuando esta gente quiere hacerle creer a uno que los culpables de la criminalidad, son los rateritos de barrio, irrita cuando quieren hacerle creer al pueblo que están preocupados por los problemas sociales de este país, personas que han vivido en el papeo, en la abundancia, no saben lo que pasa en los barrios de este triste pueblo hasta cuando el cardenal va a vivir de pantalla y sin trabajar, lo que el tiene que hacer es retirarse ya, que a
este pueblo no le ha aportado nada, ese es uno de los tristes lideres que pasara por mi vida sin saber que pasaste, es decir por la vida de este pueblo.
Aquí en los barrios no hay delincuentes a los cuales haya que temerle, son villanitos de parroquias y de patio, todo mundo sabe donde están los delincuentes de alta monta, que se reúnen en oficinas con aire acondicionado y copas de vino a planificar sus golpes contra la sociedad, pero esos no los denuncia ni el cardenal ni nadie, de los que ostenta y han ostentado cargos de vives bien en este sufrido país, siempre la carga de injusticia
Es para los que nunca han tenido la oportunidad de prepararse, de tener un empleo bien pagado, de desarrollarse en la rama que prefieran, por carecer
de estas oportunidades de vida a veces por desesperación caen el la delincuencia, que dios nos proteja a todos los de abajo, porque a los de arriba no les importamos, no les importa el hambre de los niños de capotillo o de las cañitas, no les importa los hospitales sin condiciones para atender seres humanos, no les importa este pueblo.
En el 1992 mi familia y yo llegamos a los suburbios de Nueva York sin empleo y sin dinero para subsistir, y sabe usted señor cardenal de donde comíamos nosotros, de las iglesias, toda la comida por meses la buscábamos cada martes en la iglesia más cercana, no tuve que pensar en delinquir para darle comida a mis hijos, si le sirve de algo haga una jornada de alimentos con los poderosos de este país, (sus amigos), para suplir de alimento las iglesias, para que los pobres no solamente vayan al santuario a buscar el rancio pan de la fe católica si no también el pan del diario vivir, que es uno de los causantes de todos estos males de la sociedad. Espero no haber ofendido a nadie con mi inocente sinceridad
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