La exposición de Laurenceau estará abierta al público hasta el 25 de junio en el local de la Quinta Dominica, de la calle Padre Billini, número 202, de la Zona Colonial, en horario corrido de 9 de la mañana a 6 de la tarde de lunes a sábado, y los domingo hasta las 2 de la tarde.
La apertura de evento contó con la presencia del arquitecto César Iván Feris Iglesias, presidente del Programa Apec Cultural, así como directivos de la Quinta Dominica, autoridades de las instituciones APEC, artistas e invitados especiales.
En los cuadros de este pintor se pueden apreciar niños, regordetes sonrientes y juguetones, los cuales han sido capturados en el tiempo para convertirse en los personajes eternos de sus obras.
Este artista se inscribe en una de las vertientes tradicionales de la pintura moderna haitiana, que se centraliza en la infancia.
Laurenceau hace galas de su formación académica, reinterpreta la infancia y crea un universo donde la fantasía, el movimiento, el color y las texturas se traducen en situaciones, gestos y miradas llenos ternura, sentimientos y bienestar.
Estos elementos definen un discurso que durante varias décadas ha identificado la producción pictórica de este artista y que se manifiesta a plenitud en la muestra Alegría.
El hacer pictórico de Laurenceau se asemeja a un acto de magia donde el tiempo se ha detenido y el espacio traspasa fronteras.
En las escenas que se presentan en sus cuadros, aunque aparecen referencias de frutos tropicales, la música del Caribe y situaciones familiares a las costumbres isleñas, el artista sobrepasa la insularidad y condiciones del país natal, para asumir un discurso más híbrido y pintoresco con sus figuras "adorables de malice".
La obra de Laurenceau goza desde hace tiempo del fervor de los contenidos y varios coleccionistas la buscan y no pocos museos la acogen en el extranjero.
El artista tiene una manera muy propia de enfocar sus asuntos y el contenido psicológico de su pintura que se aparta resueltamente de lo tradicional.
Laurenceau nació en Haití el 10 de enero de 1942, lleva 30 años viviendo en Laval, Québec, donde prosigue sus investigaciones sobre el desarrollo de la persona humana y cultiva su arte con fervor.