El candidato del PRSC ha prometido llevar el partido al poder como otros candidatos han hecho con el PRD y el PLD luego de la desaparición de sus líderes; Se ha mostrado partidario de negociaciones en apoyo a su candidatura en lugar de apoyar a candidatos de otros partidos y ha definido como prioridad de su accionar el alcanzar la reunificación reformista.
Este curso de acción merece el endoso de los “reformistas de corazón” como reza el himno del PRSC.
Anunció también la preparación de un Programa o Agenda de Gobierno y su presentación, para fines de consulta y compromiso, a los principales sectores propulsores del desarrollo de la nación; lo cual conlleva activar Comisiones como las que contribuyeron a la recuperación del PRSC después de la caída sufrida a mediados de los 90s.
Habida cuenta la pobreza del debate político protagonizado por un gobierno sin respuesta o con respuestas tangenciales para manejar o distraer la atención de problemas por medio de publicidad y no para solucionar los mismos – y por una oposición insustancial – este anuncio eleva el debate.
Nada de lo hasta ahora anunciado por el candidato del PRSC justifica la negación del apoyo a su candidatura, sobre todo si él lo ha solicitado.
Sobre todo en comparación con las demás candidaturas de los demás partidos mayoritarios que en un momento dado han gobernado en el país; y ante los graves y urgentes problemas que nos agobian:
1. Gasto Público elevado, de estructura inadecuada y de mala calidad;
2. Subsidios inadecuados a la economía como el eléctrico que favorece a las empresas generadoras, no a los consumidores, y al GLP para transporte distorsionador de precios y beneficios del sector
3. Excesivos impuestos y procedimientos tributarios que afectan la iniciativa y la competitividad;
4. Peligroso y creciente endeudamiento del Banco Central para mantener la estabilidad mientras las autoridades lo observan pasivamente a pesar de los elevados déficits en la balanza comercial;
5. Organismos de control de la corrupción y dispendio que se destinan a pedir perdón para quienes la inducen en lugar de prevenirla y castigarla, mientras funcionarios resolutan en su propio provecho.
6. Control de armas en manos de civiles centrado en la renovación de los permisos que ya se tienen, omitiendo acciones contra quienes no tienen ni siquiera la intención de solicitarlo por preferir mantenerlas ilegalmente;
7. Electricidad mala y cara frente a soluciones quiméricas, caras y absurdas que se anuncian pero que mueren en el camino; como las dos nuevas plantas de carbón;
8. Debilidad frente a los sindicatos y falta de visión (con el Metro) de las autoridades al enfocar soluciones al transporte público;
9. Debates entre funcionarios estatales o de políticos aliados, como el caso medioambiental, mientras barrios carecen de agua y denuncian el tráfico de influencia en su provisión;
10. Precariedad en la provisión de servicios de salud en nombre de una quimérica seguridad social.
Ante un gobierno que no parece darse cuenta que su tiempo se le está acabando al transcurrirle tres de sus cuatro años de ejercicio, y ante un PRD que no termina de dar señales firmes de apoyo generalizado a su candidato; la candidatura del PRSC puede colarse.
O significar la llave, ante la espada de Damocles que constituye el sistema de doble vuelta vigente, para determinar que manera de gobernar tendremos a partir del 2008.
Los reformistas y los dominicanos no pueden pues, descartar la presente oportunidad que puede brindarse para cambiar el curso de acción del gobierno hacia un accionar inspirado en el interés nacional y el Bien Común.