Ni Max Puig presentó las pruebas contra Rubén Darío Cruz, ni éste le sometió por difamación e injuria. Más de dos semanas de “dimes y diretes” y tanta alharaca para confirmar lo que ya se había anunciado. Se modificará la Ley 202-04.
Con ansias se esperaba la interpelación del Secretario de Medio Ambiente Max Puig, quien parece haber afinado un “coro” de decenas de personas que le siguieron dentro y fuera del Senado de la República para apoyar su gestión.
Los periodistas presentes en la sesión con un único punto de agenda, (la interpelación de Max Puig), estábamos afinados para escuchar un debate más intenso, pero, se le pasó un paño con pasta a la controversia. Más que servir de escenario para presentación de pruebas y la realización de preguntas candentes, el Senado de la República fue el lugar idóneo para que los peledeístas arreglaran sin muchos “pataleos” sus diferencias.
Lo que apostaban a que este “espaviento” le costaría el cargo a Max Puig se equivocaron. Lejos de debilitarlo, soy de las que creo que el Secretario de Medio Ambiente salió fortalecido. Puig nunca se retracto de lo que dijo y sin embargo logró convencer a los Senadores de que “juntos” debían modificar la Ley 202-04.
Mientras Rubén Darío Cruz, quien en un momento de su discurso pensábamos que anunciaría que iba a someter a Puig y le pedía que se retractara públicamente, finalmente al ver que no pudo revertir sus comentarios, le tendió un “ramo de olivo”.
Con esta actitud el Senado de la República solo pretendió demostrar que podía institucionalmente interpelar a un funcionario. Reinaldo Pared Pérez como sabio al fin, cada vez que se caldeaban los ánimos, recordaba al Senador Cruz las palabras de Puig.
¿Creen ustedes que Pared Pérez siendo además el Secretario General del PLD, partido al que pertenecen los “enfrentados” iba a permitir más fisuras?. Tontos los que creíamos que esto pasaría de un simple “pataleo”. Y es que “Entre sastres no se pagan hechuras”.
Amigo reconciliado, enemigo doblado
Todo recayó entonces en la modificación a la Ley de Áreas Protegidas que realizó el Senado que dirigía el PRD, siendo Jesús Vázquez su presidente, quien se defendió a capa y espada argumentando que realizaron varias vistas públicas y consensuaron el “arreglo” con distintos sectores.