Uno de los debates de hoy es el etanol como alternativa energética a los combustibles fósiles, debate que surge tras el acuerdo del presidente brasileño Lula y el norteamericano Bush, para potenciarlo.
Por otro lado, llamó muchísimo la atención un artículo de Fidel Castro oponiéndose a la alternativa del etanol en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, como alternativa energética, y en segundo como un problema alimentario, que provocará un desastre ecológico.
En este debate ha intervenido la ONU, organismo nada sospechoso, con un informe demoledor contra el etanol. Veamos algunos apartados de dicho informe:
«Las prisas por producir ingentes cantidades de energía a partir del maíz, la caña de azúcar, la soja o la palma acelerarán la deforestación mundial, provocarán hambrunas, expulsarán a los pequeños agricultores de sus tierras y harán más pobres las regiones del planeta que ya lo son».
Las grandes extensiones de tierras que se requieren para aumentar la producción de bioenergía serán arrebatadas a las áreas forestales, lo que provocará una liberación de grandes cantidades de carbono del suelo o de la biomasa forestal. Para minimizar las emisiones de gas que produce el efecto invernadero asociado a la producción de biocombustible, la ONU recomienda que la industria preserve los pastizales vírgenes, los bosques primarios y las tierras con una alta diversidad.
Como parte del informe, Gustavo Vest, vicepresidente de Estudios Energéticos de la ONU, dice: «A menos que las nuevas políticas que se pongan en marcha tengan en cuenta la protección de las tierras amenazadas, garanticen un uso socialmente aceptable de la tierra y vayan encaminadas a un desarrollo sostenible en su conjunto, el daño social y medioambiental de la bioenergía puede, en muchos casos, superar a los beneficios».
El director adjunto de la FAO, Alexander Iler, asegura en el mismo documento: «Dentro de unos años los biocombustibles supondrán el 25 por ciento de toda la energía mundial». Esto significa un volumen de negocio de miles de millones de euros anuales y es uno de los más rápidos crecimientos del mundo.
Como vemos, el informe es demoledor. Analicemos por partes las consecuencias del etanol en nuestras vidas.
LA AGRICULTURA
Podemos comprobar que con la actual producción de cereales y oleaginosas, y descontado lo necesario para la alimentación humana, solo llegamos a cubrir el 2 por ciento de las actuales necesidades energéticas mundiales. La explotación de la agricultura para obtener energía está desajustando los cultivos en las que está basada la alimentación de muchos países y provoca un aumento de sus precios, lo que origina problemas de abastecimiento.
El modelo agrícola industrializado no es rentable desde un punto de vista energético y ecológico. Se inicia una nueva escalada agrícola que agrava el problema energético y amenaza con grandes hambrunas a cientos de millones de seres humanos. Por ejemplo, el maíz provoca una gran erosión del suelo y al no haber rotaciones de producción aumenta la vulnerabilidad a las enfermedades y se incrementa el uso de pesticidas.
Ni Estados Unidos ni la Unión Europea son capaces de satisfacer sus necesidades; por lo tanto, serán los países pobres del hemisferio sur quienes tengan que cubrirlas mediante grandes plantaciones de caña de azúcar, palma, soja, maíz… El cultivo de la soja ya ha generado la deforestación de 21 millones de hectáreas en Brasil y 14 millones en Argentina. Ante la presión del mercado global de biocombustibles, se calcula que en Brasil se acometerá la deforestación de 60 millones de hectáreas, haciendo desaparecer la selva del Amazonas y su función de pulmón del mundo. Este daño es de proporciones incalculables no solo para Brasil, sino para toda la humanidad. En Brasil, el cultivo de la soja desplaza a 11 agricultores por cada nuevo que crea.
Los datos sobre la superficie agrícola mundial desmienten el argumento de los partidarios del etanol, en el sentido de que la producción de dicho biocombustible no afectará a la producción de alimentos. Recientes estudios demuestran que la utilización de la totalidad de la superficie de la Unión Europea apenas permitirá atender el 30 por ciento de las necesidades actuales de carburante.
Esta tendencia de expansión del biocombustible nos lleva a un holocausto social de formidables consecuencias. El aumento del uno por ciento en el precio de los alimentos básicos significa incrementar en 16 millones de personas las que pasan hambre. Los últimos cálculos conservadores nos hablan de que para 2025, mil doscientos millones de personas estarán hambrientas, debido al aumento del precio de los alimentos como consecuencia de los biocombustibles…
EL CAMBIO CLIMÁTICO
Uno de los principales argumentos de quienes defienden el etanol es que estas nuevas fuentes de energía ayudarán a mitigar el cambio climático. Esto no es así, debido a que se promueve un monocultivo mecanizado que necesita de productos agroquímicos muy agresivos y abundante maquinaria, lo que a su vez provocará un aumento de las emisiones de CO2. Mientras los bosques captores del carbono son eliminados para favorecer los cultivos para el biocombustible. Las emisiones de CO2 aumentarán y no disminuirán.
No es cierto que los biocombustibles no contaminen. El etanol genera menos emisiones de dióxido de carbono, pero el proceso de obtención contamina el suelo y el agua con nitratos, herbicidas, pesticidas y deshechos, y el aire con aldehídos y alcoholes que son cancerígenos. El supuesto de un combustible «verde y limpio» es una mentira.
La Oficina Belga de Asuntos Científicos demuestra que los biocombustibles provocan más problemas de salud y de medio ambiente porque crea una polución más pulverizada y libera más contaminantes que destruyen la capa de ozono.
Los BIOCOMBUSTIBLES Y EL AGUA
Todo el mundo sabe que el agua es uno de los grandes problemas que enfrentamos. La expansión de los biocombustibles hará aumentar exponencialmente el uso del agua, lo cual agravará mucho la situación. Asimismo, al aumentar el uso de los pesticidas, lo hará su nivel de contaminación. Por ejemplo, vemos cómo el maíz requiere grandes cantidades de nitrógeno químico como fertilizante y, que es uno de los mayores responsables de la contaminación del agua y del suelo.
La contaminación de acuíferos con nitratos se ha extendido en niveles altamente peligrosos en muchas poblaciones. Los niveles de contaminación hídrica en China, India y América del Sur son preocupantes, y esta nueva expansión agrícola no solo generará una gran escasez hídrica, sino originará una fuerte contaminación del agua.
En Estados Unidos más del 25 por ciento de las fuentes de agua potable contienen niveles de nitratos por encima de los límites sanitarios lógicos. Estos altos niveles son peligrosos para la salud humana y hay estudios médicos que vinculan estos nitratos a la metahemoglobinemia en niños y el cáncer gástrico, de vejiga y de esófago, en adultos.
Según las estadísticas del Consejo Mundial del Agua, para 2015 el número de habitantes afectados por la falta de agua se elevará a 3 500 millones de personas, y cualquier aumento del consumo agravará el panorama ecológico y social del planeta.
LA SALUD
Como estamos viendo, los problemas de salud que generará el etanol son muy importantes. Los científicos nos dicen que si todos los coches de Estados Unidos utilizaran etanol, aumentarían de forma significativa las enfermedades de tipo respiratorio…
Como dice el doctor Héctor García Lozada, experto en Ingeniería Ambiental y Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia, «el ozono es una sustancia con un poder oxidante muy alto». Por esa razón las mucosas nasales reaccionan dificultando la respiración y provocando inflamación, que se refuerza por la presencia de partículas tóxicas en el aire.
El alcohol en la gasolina promueve una mayor formación de compuestos oxigenados de alto riesgo, como el acetaldehído, reconocido como una sustancia con potencial de provocar cáncer en los humanos.
LAS MULTINACIONALES
La crisis energética ha propiciado poderosas alianzas entre las industrias del petróleo y los granos, y la ingeniería genética y la del automóvil. Los grandes beneficiarios de esta expansión de los biocombustibles serán las grandes multinacionales del grano, como Cargill, ADM, Burges, las petroleras BP, Shell, Chevron…; las grandes compañías automovilísticas, llámense General Motors, Ford, Volkswagen, Toyota… y las multinacionales de la biotecnología tipo Monsanto, DuPont…
Como dice The Economist, el etanol es la única iniciativa de energía alternativa que tiene amplio apoyo político. A los agricultores les agrada esto porque proporciona una nueva fuente de subsidios. A los partidarios de la línea dura, porque posibilita que Estados Unidos pueda separarse del petróleo de Oriente Medio. A la industria de los coches, porque considera que el cambio a combustibles verdes excluiría a los coches de las presiones por el calentamiento global. A las petroleras, porque el uso del etanol como aditivo al combustible significa negocio, y a los políticos porque mediante el subsidio pueden favorecer a sus electores potenciales.
Como vemos, una cosa es lo que nos venden los políticos y los intereses económicos de las multinacionales y otra la realidad. Debemos decir muy alto y muy claro que el etanol no es una alternativa energética al petróleo. Sí está claro que es un desastre ecológico y social de consecuencias imprevisibles. Por lo que todos aquellos que amamos la naturaleza y al ser humano debemos oponernos por todos los medios a este nuevo dislate de los poderes económico y político del mundo.
TOMADO DE JUVENTUD REBELDE