El pasado fin de semana, el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, que en este momento debe estar en Ginebra, Suiza, participando en el encuentro mundial de la Internacional Socialista, dijo ante una multitud de dirigentes y simpatizantes del PRD, que no es el candidato presidencial de ningún grupo, sino el candidato del partido que lo eligió mayoritariamente, lo cual sirve para cerrarles el paso a quienes han pretendido amarrarlo en las patas de sus propios intereses sin importarle los resultados finales de las elecciones de mayo próximo porque tienen proyectos individuales para el 2012.
Vargas Maldonado fue claro cuando afirmó que su candidatura es la del PRD, no de ningún grupo en particular, razón por la cual se impone la integración y la unidad.
El que no se acoja a esas directrices, el que no entienda que el camino es de integración a la campaña y de unidad total para buscar el poder ahora, no en el 2012, ni el 2016, que se quede en su casa, que se desmonte del autobús de la campaña electoral y espere su turno al bate dentro de cuatro, diez o doce años. Ese no es el problema del PRD ni de su candidato; el problema del PRD y del candidato es ahora, es hoy, es dentro de unos meses, cuando el pueblo dominicano volverá a las urnas para escoger al próximo Presidente de la República.
Para librar las nuevas batallas, el PRD tiene que estar bien preparado, pues enfrentará fuerzas muy grandes y poderosas, que usan armas letales como la difamación y la injuria, la trampa y el fraude, la mentira y el engaño, el populismo y la demagogia, la fuerza y el abuso. Para esa embestida cuentan con grandes recursos económicos y humanos. Cuentan con los medios de comunicación, que en estos tiempos juegan un papel muy importante.
Para enfrentar al poder, el PRD tiene que tener el poder de la verdad para cambiar la percepción de las masas, para demostrarles que han sido engañadas y estafadas por el gobierno del presidente Leonel Fernández.
Y esa tarea enorme no puede ser llevada a cabo por una parte del PRD, por un sector, tiene que ser asumida y llevada a la práctica por todos los perredeístas, por los del PRD viejo y por los que se dicen del PRD nuevo.
Junto al candidato tienen que estar los viejos y los nuevos, los que ganaron la convención y los que perdieron.
Junto al candidato tiene que estar doña Milagros Ortiz Bosch, Fello Subervi Bonilla, Enmanuel Esquea, Virgilio Bello Rosa, Jesús Vásquez, Ramón Alburquerque, Orlando Jorge Mera, Eligio Jáquez, Hernani Salazar -sí, Hernani-, Alberto Atallah, Miguel Vásquez, entre muchos otros.
Todos tienen que estar a la vanguardia durante el proceso electoral; todos tienen que contribuir al triunfo del PRD aunque después que gane hagan lo que les dé la gana, que se maten, si quieren, pero no antes de sacar del poder al presidente Fernández y su grupo.
Con sus declaraciones el fin de semana de que no es el candidato presidencial de ningún grupo en particular, sino del PRD, y reclama la integración total y la unidad, Vargas Maldonado parece entender la situación interna del partido, parece darse cuenta de que no logrará sus propósitos de ganar las elecciones con la carga de sectarismo y oportunismo de algunos de los que forman parte del anillo que ya lo rodea.
Una gran cantidad de dirigentes, cuadros y simpatizantes del PRD que en un momento determinado estuvieron apoyando a tal o cual candidato, a tal o cual dirigente, están hoy reclamando un espacio, un lugar donde trabajar, donde involucrarse en las actividades propias de la campaña.
A muchos se les estuvieron cerrando las puertas para que no llegaran hasta el candidato, para que no lo vieran y le plantearan sus inquietudes y aspiraciones. Prácticamente lo secuestraron y lo enceraron en un Bunker. El candidato, que no es ningún tonto, que no será un buen político pero sí un buen empresario, con gran experiencia gerencial en manejo de recursos humanos, se percató de la situación, y dijo hay que darle un giro a todo, hay que dar participación a todos los que quieran trabajar, no importa que sean de Milagros, de Fello, de Hipólito o de cualquier otro. Yo soy el candidato presidencial de todos, de los que ganaron en la convención y de los que perdieron. Y dijo, parafraseando a Tony Raful en los tiempos de Peña Gómez: "Venga pueblo, venga gente".
Y los símbolos del PRD comienzan a colocarse nuevamente en los locales y centros de campaña. El PRD es la principal fuerza política del país, la más grande, la de mayor arraigo popular, la de mayores raíces históricas. Su fuerza política y moral no podía ser ignorada.
Me agrada ver el cambio de actitud del candidato, me alegró ver al presidente del partido y al secretario general integrados a los organismos fundamentales de campaña. No podía ser de otra manera. Miguel Vargas Maldonado es el candidato del PRD, y es al PRD, a sus dirigentes, a quienes les corresponde la dirección política de la campaña electoral, porque así como Vargas Maldonado fue electo candidato, de esa misma manera Ramón, Orlando y los demás dirigentes, fueron electos por las bases del partido.
No tengo dudas de que si el PRD hace lo que tiene que hacer, volverá al poder el año que viene. Porque además, este pueblo ya está harto de las mentiras y la incompetencia del presidente Fernández.