Como si fuera una especie de repentina enfermedad, que no tiene en muchos casos sentido, la ciudad de Santo Domingo, cuyo Sindico fué increiblemente reelecto, está siendo trans-formada en casi todos los sentidos. Para bien dice el Sr.Salcedo, que parece que tras cuatro años de una pobre gestión, ha descubierto que todo lo que hicieron los otros ediles estaba malo, y que le toca a él, sola mente a él, porque con nadie habla, ni a nadie explica nada, resolver todo los males de la vieja y de la nueva ciudad em-pequeñecida por demás capital de la República.
Son dos especies de genios, salidos de lamparas distintas, uno al este, y el otro en un Santo Domingo sembrado de ricas palmas, más parecido a Miami, o Brasil, que a la arboli zada ciudad anterior, las calles rotas, las aceras por igual, de doble via calles amplias para una supuesta colonia China un desorden en todos los sentidos.
Pero nadie le dice nada, nadie le pide cuenta, los regidores están como adormilados, enfrentados a una especie de Goliat de pequeña estatura y preocupante cerebro que debe rendirle cuentas al país y a la ciudad, por lo menos del costo, de la compra de las palmas, de la entrega de las obras.
Aunque sea por respeto a su seriedad tan publicitada, o por lo menos a la ley de Información.