Londres, 2 jul (PL) Gran Bretaña mantiene hoy el nivel de alerta máxima al considerar las autoridades que un ataque terrorista es inminente luego de frustrarse tres intentos de atentados en los últimos días. Las medidas de seguridad se reforzaron en las estaciones de trenes y de ómnibus esta jornada retrasándose la llegada de los trabajadores a sus puestos por el cierre de algunas líneas del metro londinense.
Scotland Yard, policía metropolitana, recordaba que en virtud de la ley antiterrorista cualquier ciudadano o su vehículo puede ser sometido a registros sin previo aviso.
Mientras, se reportaba como nuevo incidente la detonación de varios toneles de sustancias químicas en la planta de Veolia Cleanway, en Ribbleton, a unos 330 kilómetros de esta capital.
Pero todavía se desconoce si ese suceso tiene alguna relación con los hallazgos, el viernes último, en el centro de esta capital de dos automóviles cargados de explosivos y el vehículo todo terreno envuelto en llamas impactado contra la entrada del aeropuerto de Glasgow.
La policía anunció que luego de la detención de cinco personas, continúa la búsqueda de otros sospechosos con posibles vínculos con esos sucesos y según el diario The Guardian, pueden ser otras tres personas.
Scotland Yard pretende que en medio de todo ese movimiento policial no cunda el pánico y el comisario asistente Taruq Gaffur instó a la población a proseguir su vida de forma normal.
Ayer el nuevo primer ministro, Gordon Brown, dijo que se estaba lidiando con una amenaza a largo plazo, y consideró que no se debían justificar los ataques con la política exterior de Gran Bretaña.
Con ese argumento intentó descartar la versión de que ese tipo de acción la motiva la presencia de las tropas británicas en Iraq y Afganistán.
También llamó a la población a no dejarse intimidar por esas agresiones, perpetradas por lo que llamó un pequeño grupo dispuesto a dañar este país y otras partes del mundo.
La alarma se declara a menos de 48 horas de relevar Brown a Tony Blair al frente del gobierno y cerca del aniversario de los ataques contra el transporte capitalino el 7 de julio de 2005, que causaron 56 muertos, entre quienes figuraron cuatro suicidas.
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