SANTO DOMINGO.-Como una grosera desconsideración calificaron Cecilia y Guillermo Cordero la actitud del síndico del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, al negarse a cumplir el compromiso de patrocinar una función de gala de la obra “El Beso de la Mujer Araña”.
En una declaración pública en la que agradecen el apoyo ofrecido por todos los sectores que hicieron posible el montaje exitoso del musical, Guillermo y Cecilia revelan que el alcalde de Santo Domingo les sacó el cuerpo a los productores luego de comprometerse en persona a comprar todos los asientos del jueves 28 de junio.
“Al día de hoy, el señor Salcedo, a pesar de saber que nosotros tenemos testigos de lo expuesto, niega sus propias palabras. El dice, con aire benevolente, que sólo quería ayudarnos un poco. Sepa el señor Salcedo que nos debe el precio del anuncio en el programa de mano y que nos sentimos defraudados como productores, como artistas, como amigos y como ciudadanos”, manifiestan los reconocidos artistas dominicanos..
Señalan que “ahí queda su palabra de político contra la nuestra, que apenas le estamos reclamando el costo de la publicidad y no los incalculables perjuicios materiales y morales que su incumplimiento significó para todos nosotros”.
A continuación el texto completo de la declaración de Cecilia García y Guillermo Cordero:
“Los productores del musical “El Beso de la Mujer Araña” queremos hacer pública nuestra profunda y sincera gratitud a todos los patrocinadores que confiaron en nuestra profesionalidad y nos dieron el necesario respaldo material y emocional.
Igualmente, al público, cuyos aplausos fueron la energía que nos mantuvo ilusionados en cada entrega.
Queremos dar un aplauso, expresar nuestra admiración y deuda eterna al elenco del musical. Contamos con artistas excelentes, tanto en el aspecto profesional como el humano.
El personal de apoyo y administrativo fue excepcional y los llevamos en nuestros corazones.
Sin embargo, los productores de “El Beso de la Mujer Araña” enfrentamos algunas dificultades que consideramos necesario compartir con todos ustedes ya que, de quedarnos callados, se repetirían.
Entendemos que no todo el mundo tiene que cooperar con todos los proyectos que se les presenten. Pero hay muchas formas elegantes y respetuosas de decir que NO.
Dando por hecho que hablábamos el mismo lenguaje, acudimos a nuestro colega de muchos años, el síndico del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, quien sin vacilar nos prometió comprarnos la gala, es decir, todos los asientos, para la función del jueves veintiocho, razón por la cual cerramos la boletería para esa fecha. De acuerdo a su propuesta, la sala capitular compraría la mitad y su despacho la otra mitad.
Cuando fuimos a llevarle el contrato para que lo firmara, el síndico no estaba en el Ayuntamiento y se lo dejamos con una de sus asistentes. Un poco más tarde, ese mismo día, que era viernes quince, accidentalmente nos encontramos con Salcedo, quien nos solicitó que le enviáramos las taquillas correspondientes a su despacho el lunes dieciocho, y las taquillas de la sala capitular, el jueves veintiuno, debido a que su presidente, señor Gabriel Castro, se encontraba de viaje. Para entonces, ya habíamos incluido su publicidad de página entera en los programas de mano que serían distribuidos a los espectadores.
Suponíamos que para el lunes dieciocho nos guardaría el contrato firmado. Lejos de eso, tampoco aceptó las boletas que nos encomendó llevarle y, no conforme, nos dejó un mensaje sobre la sala capitular que, dado el cruce de informaciones de su despacho, nos dejaron sin saber si era que la sala capitular no se había reunido o si la sala capitular había rechazado la solicitud que según él mismo sería aprobada sin ningún problema.
Confiando en su hijo Roberto Salcedo Sanz, cuando nos dijo literalmente, “despreocúpense, duerman tranquilos, que si el hombre se lo prometió, es un hecho”, le hicimos más de quince llamadas. Todavía el lunes veinticinco, tres días antes de la función reservada, nadie nos contestaba el teléfono, por lo que nos vimos obligados a suspenderla, con la consiguiente desmoralización de todo el elenco, el perjuicio económico, y los inconvenientes al público.
Gracias a la intervención seria y consecuente de la vicesíndica Alexandra Izquierdo logramos comunicarnos con una asistente del síndico. Allí nos ofrecieron trescientos mil pesos, que luego, por otra vía, bajaron a cien mil, y eso porque se enteraron de que íbamos a hacer pública esa falta de seriedad. No aceptamos ese dinero.
Nuestro gran e inesperado desencanto, lo que realmente nos llevó a cancelar una función y realizar el ensayo general de rigor abierto y que cerca de mil personas pudieron disfrutar gratuitamente, fue la grosera desconsideración del síndico Roberto Salcedo.
Al día de hoy, el señor Salcedo, a pesar de saber que nosotros tenemos testigos de lo expuesto, niega sus propias palabras. El dice, con aire benevolente, que sólo quería ayudarnos un poco. Sepa el señor Salcedo que nos debe el precio del anuncio en el programa de mano y que nos sentimos defraudados como productores, como artistas, como amigos y como ciudadanos.
Ahí queda su palabra de político contra la nuestra, que apenas le estamos reclamando el costo de la publicidad y no los incalculables perjuicios materiales y morales que su incumplimiento significó para todos nosotros.
Finalmente, aprovechamos para decir a la prensa dominicana, ¡mil gracias por todos sus reconocimientos y elogiosos reportajes! Contamos con su misma colaboración desinteresada para que el arte pueda alzar un vuelo a la altura que el talento y el público dominicano se merecen”.