A punto de iniciar su cuarto año de gestión, el presidente Fernández acumula notas negativas en las más importantes áreas de la administración, incluyendo empleos, producción, deuda pública, energía eléctrica, seguridad ciudadana y corrupción, que fueron precisamente los principales compromisos de campaña del actual gobernante.
El presidente Leonel Fernández debería aprovechar la protesta convocada por el Foro Social Alternativo para hacer una lectura inteligente del evento cívico, interpretando correctamente el mensaje, haciendo una reflexión sobre la actual política de gasto público, y adoptando medidas correctivas para enderezar el rumbo de su gobierno.
Pretender reducir las razones de la protesta a una selectiva lista de precios de artículos de primera necesidad, es una forma burda de trivializar el debate sobre los grandes problemas del país.
Las motivaciones fundamentales de este movimiento social tienen que ver con la incapacidad del Gobierno para convertir el progreso tantas veces prometido y publicitado en una mejoría en las condiciones de vida de la población, a pesar de que no existe la excusa de ninguna catástrofe coyuntural, como la quiebra de los bancos ni la alta tasa del dólar, y a pesar de que el eficiente aparato de recaudación estatal le ha sacado adicionalmente de las costillas a los contribuyentes más de 300 mil millones de pesos en menos de tres años.
Para el país resulta demasiado claro que el progreso ha sido engullido por una burocracia gobernante que no ha logrado materializar sus promesas ni devolver a los ciudadanos en obras y servicios la desproporcionada carga tributaria impuesta a los sectores productivos y a los consumidores.
El balance de la actual gestión presenta números rojos en las áreas fundamentales de la economía, los servicios básicos y la política social.
En lugar de los 500 mil nuevos empleos que prometió crear el Gobierno, en realidad se han perdido 200 mil plazas de trabajo por la quiebra del sector de zonas francas, el cierre del 30 por ciento de las factorías de arroz, las pérdidas crecientes en la producción agropecuaria, el alza desproporcionada en la tarifa de la energía y los combustibles, y abusivo incremento de los impuestos.
La deuda pública se ha incrementado en 6 mil millones de dólares entre agosto del año 2004 y marzo del 2007, mientras que la deuda del Banco Central subió en 100 mil 805 millones de pesos.
Leonel prometió no establecer nuevos impuestos y racionalizar el gasto público, pero en menos de tres años impuso tres reformas tributarias, aumentó el gasto corriente en un 55 por ciento y disparó la nómina a niveles sin precedentes.
La corrupción, la seguridad ciudadana y los apagones siguen constituyendo las principales preocupaciones de los ciudadanos dominicanos, tal como lo revela la encuesta actual de DiarioDigitalRD, demostrando el fracaso rotundo de la estrategia del Gobierno frente a estos temas fundamentales para la población.
Por lo tanto, existen razones sociales de peso para la protesta y lo conveniente para todos es que el Gobierno tome nota del mensaje y actúe consecuentemente.
8 de julio, 2007