Terminó la huelga nacional de 24 horas convocada por organizaciones populares con el apoyo de las principales fuerzas políticas de oposición.
No importa lo que diga el gobierno y sus bocinas, el paro fue acatado por la gente. Las actividades productivas mermaron en más de un 80 por ciento. El transporte de pasajeros y de carga se redujo a su mínima expresión.
No soy de los que cree, sin embargo, que el éxito de la huelga viene por el paro.
Sí, hubo huelga en todo el territorio nacional. ¿Y? ¿Pasó algo? ¿Acogió el gobierno los reclamos? ¡No! El gobierno, como en otras ocasiones, se burló de quienes convocaron al paro y de quienes lo apoyaron invitando a un diálogo con funcionarios de quinta categoría sin capacidad para negociar ni tomar decisiones en materia de política económica.
El llamado a huelga de las organizaciones populares fue serio, no así el llamado al diálogo que hizo el gobierno. Lo del gobierno fue una burla, una demostración más de su arrogancia y de su insensibilidad social.
La pregunta es: ¿Qué sigue ahora? ¿Qué harán los patrocinadores de la huelga? ¿Llamar a otra huelga, no de 24 horas sino de 48 o indefinida, hasta que el gobierno los teme en serio y muestre interés en conversar seriamente al más alto nivel? ¿Resiste el país un movimiento de esa magnitud a escasos meses de las elecciones presidenciales?
El PRD es una organización del sistema. Su aspiración inmediata es son llegar al poder a través del voto popular. Estamos a menos de un año para que se realicen las elecciones donde se escogerá al próximo presidente, para lo cual es necesario un ambiente propicio, sin mayores sobresaltos.
La campaña electoral ya está en marcha.
Gobierno y oposición tienen intereses comunes de cara al proceso electoral. No harán nada que impida las elecciones o que se lleven a cabo dentro de un marco de relativa paz social.
El apoyo a las protestas de parte del PRD, el Partido Reformista y otras fuerzas políticas y económicas sólo es instrumento de presión para generar disgustos en contra del gobierno para que se conviertan en votos el 16 de mayo, lo cual marca una gran diferencia o distancia con los partidos de izquierda y las organizaciones populares que organizan las huelgas y demás movimientos de protestas callejeras.
El PRD no tiene una actitud conspirativa, ni nada que se parezca.
Al PRD, dada su naturaleza socialdemócrata, no le interesa derrocar al gobierno ni propiciar una revuelta o una poblada que ponga en riesgo su ascenso al poder el 16 de mayo. El PRD no busca romper el statu quo. No está en su naturaleza política. Apoyará las protestas sólo dentro del marco legal y en función de sus intereses inmediatos. Si le conviene coyunturalmente una huelga, la apoya de manera entusiasta, como ahora, pero si no es así, se margina.
Así las cosas, vuelvo a la pregunta original: ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue? Ya se produjo la huelga. Fue un éxito porque el país se paralizó. ¿Y? Pregunto de nuevo. ¿Bajó el galón de gasolina? ¿Subió el gobierno el salario mínimo? ¿Bajaron los precios de los productos de primera necesidad? Nada de eso ha sucedido. Por lo tanto, la huelga no fue exitosa, como no han sido exitosas las demás huelgas. Para ser honesto, debo señalar que las huelgas, tan manejadas y manipuladas, que tanto van y vienen sin resultados reales, han sido relajadas por lo que queda, si es que algo queda, de la izquierda y los frentes de masas que dicen dirigir, donde se cuelan oportunistas y vividores que suelen obtener grandes beneficios económicos a través de contratas, exoneraciones de vehículos, algunos millones de pesos en efectivo, préstamos en condiciones muy cómodas, y hasta promesas de no enviar a la Justicia determinados expedientes de corrupción, como acaba de suceder con determinados dirigentes del transporte público.
Las huelgas de los últimos tiempos prueban, no la fortaleza de sus organizadores, sino su debilidad y marginalidad.
La huelga es, de un tiempo a esta parte, el único método de lucha de los sindicalistas. ¿Cuántas huelgas han hecho los médicos en diez o quince años? Cuente usted. ¿Cuántas huelgas han realizado los maestros bajo la dirección de la Asociación Dominicana de Profesores? ¿Cuántas huelgas nacionales?
Sin embargo, ¿no viven en condiciones de miseria los maestros y los médicos? ¿De qué les han servido las huelgas? Parar los hospitales perjudica sólo a los pobres. Abandonar las escuelas igualmente sólo lastima a los pobres.
¿Y no es a los pobres a quienes defienden los que hacen las huelgas?
Creo, sinceramente, que el método debe ser revisado sin abandonarlo por completo. La huelga debe ser el último recurso de la lucha de los trabajadores, no el primero.
¿Qué si hay razones para la huelga? ¡Claro que las hay! Pero no se trata de tener o no tener razón. En política la razón y la justicia no siempre van de las manos.
Estamos frente a un gobierno indolente, incapaz, que marcha sin rumbo, que no sabe qué hacer ni como enfrentar los problemas, que patrocina y promueve la corrupción. Eso y más es verdad. Pero tampoco basta con la verdad. Las organizaciones populares y los partidos de oposición tienen que convencer a la gente de su verdad, tienen que cambiar la percepción de la gente frente al presidente Leonel Fernández, frente a su gobierno. En política la parte objetiva no basta, tiene que funcionar también la parte subjetiva. Dicen los estrategas modernos que en política la percepción lo es todo.