La odorología forense, mejor conocida como peritaje de olor, peritaje canino, rinde la utilidad pericial tal como ocurre en los peritajes químicos, físicos, biológicos o trazológicos. Hay que decir que todos ellos se refieren a huellas, los cuales tienen el propósito de servir como medio de pruebas en casos de sustanciación de procesos penales. Expreso mi deseo de ilustrar sobre los fundamentos científicos de la odorología, en primer lugar, por ser una técnica criminalistica propia de la antigua URSS y de la Ex RDA, lo cual significa que me hace recordar mis años de estudios en los Centros de Estudios Superiores de mi Rusia querida, a mis profesores y amigos de la universidad… En segundo lugar, porque sé que este artículo va a generar suspicacia en los amables lectores, respecto de cuál es el basamento científico como técnica criminalistica, cuál es el valor jurídico como medio de prueba para el proceso penal, de la odorología; pero sobre todo, cómo es que se obtiene una huella odorífera. En los mismos países del Primer Mundo esta técnica no ha arribado a la mayoría de edad y se reconoce que muchos de sus resultados suscitan aún polémicas jurídicas.
Contrario de lo que mucha gente piensa, el empleo del perro o can, data de muchos siglos atrás. Aunque su literatura es basta, los estudios arqueológicos nos dicen que en la Era Paleolítica, el perro acompañaba al hombre en muchas tareas. No es necesario referirse a los varios usos que se le ha dado al perro. En las guerras los utilizaban colocándolos delante en el enfrentamiento directo, los ejércitos contaban con miles de perros de servicio en los campos de batalla. El invento del arma de fuego limitó considerablemente el uso de los perros con fines militares, “sin embargo durante la Primera Guerra Mundial de 1914-1918, el Ejército Ruso contaba con unos 301 perros y el Alemán con unos 30 000, todos con fines militares. Durante la Segunda Guerra Mundial los utilizaron sobre todo Alemania y los Estados Unidos de Norteamérica, en la custodia de bases militares y territorios ocupados y salvaron miles de vidas humanas dado el entrenamiento que poseían”. Debe mencionarse la utilidad que ha tenido y aun tiene en la Cruz Roja o Media Luna Roja.
Ya en los órganos de la Policía Judicial, los canes sirven para hacer marcajes de personas por sus olores a nivel de laboratorio, para determinar si estuvieron o no en los lugares de los hechos. Es en el año 1964 en la antigua URSS que se llevan a cabo los primeros estudios en la materia de odorología. La ex-RDA desarrolla una metodología que para 1973 dieron a conocer al mundo despertando el interés de otros países ex-socialistas de Europa que comienzan a prepararse en tal sentido. En Hungría se crean los primeros Bancos de Olores. Hoy día, se puede apreciar que en cualquier país existe una Unidad Técnica Canina. Actualmente en América Latina no se explota la odorología en el sistema de investigación criminal y creo –porque no estoy seguro– es en los 1990, cuando comienza la República Dominicana a entrenar los perros para la odorología, en el Ejército.
¿Qué es, pues, la odorología?, ¿cómo es que se extrae la huella olorosa y qué factores inciden en ella? Es imperativo advertir que es necesario tener conocimientos avanzados de biología, se debe conocer tanto la anatomía como la fisiología olfativa del perro, en el nivel de la ciencia medicolegal. Esto supone también saber de la extraordinaria información de que se dispone en clave de la experimentación, y combinado con la criminalistica de hoy.
La odorología criminalistica es una técnica que estudia básicamente los mecanismos de formación de la huella olorosa así como los materiales y métodos utilizados en esta especialidad que permiten la conservación y posterior comparación de las huellas obtenidas en los lugares de los hechos y el olor tomado a los sospechosos del delito para establecer coincidencia o no. Para aplicar esta técnica, lo primero es detectar en el lugar del hecho aquellos sitios u objetos donde el autor halla estado o manipulado (la ventana por la que penetró, el maletín que movió de lugar, el sitio del piso donde estuvo parado para cargar un televisor, etc.), luego se abre el frasco estéril (pomo de boca ancha) de donde se extrae con una pinza también estéril, una colchita o paño de fibras de algodón de 22 x 19 cms, y se coloca sobre la superficie que tuvo contacto con el autor del hecho, dejándose allí por espacio de unos 0.30 minutos aproximadamente para que recoja los olores existentes. Posteriormente, se levanta la huella olorosa, invisible al sistema sensorial del hombre. El levantamiento puede hacerse en huellas de calzado, huellas de pies desnudos, huellas dermatoscópicas, de fluidos y secreciones biológicas, del césped, de vías de penetración al lugar, de fibras textiles, objetos de madera, porcelana, cristal, hierro, etc… Se levantan con independencia de que puedan existir varios olores ya que posteriormente pueden individualizarse y determinarse a quiénes corresponde algunos de ellos. Luego viene el análisis del peritaje odorológico como medio de prueba. Esta parte requiere incluir todos los factores que inciden en ella. Considero que para mí es difícil poder explicarlo, por lo que le dedicaré a este trabajo una segunda parte.