SANTO DOMINGO.-El licenciado Vicente Bengoa aseguró que el modelo de crecimiento económico hacia fuera no sólo se ha fortalecido con la entrada en vigencia del acuerdo de libre comercio DR-CAFTA, sino que este ha implicado una liberación sin precedentes del comercio exterior dominicano.
Esa liberación es de tal dimensión y alcance, según señaló, que ha cambiado radicalmente la estructura administrativa de la actual dirección general de Aduanas.
Como la tendencia es que los aranceles sean eliminados, esto conducirá a que el rol de esa dependencia fiscal cambie de naturaleza. “Dejará de ser un ente recaudador para convertirse en la dependencia del Estado más importante desde el punto de vista de la regulación del comercio exterior”.
El secretario de Hacienda también expresó su preocupación por las onerosas consecuencias económicas del aumento constante de la factura petrolera, al dictar ayer una conferencia magistral en la que identificó, etapa por etapa, los vínculos históricos entre los modelos de desarrollo y la evolución del comercio exterior dominicano.
La exposición fue hecha ayer, a partir de las 5:00 de la tarde, en el auditorio Manuel del Cabral, en la apertura de la nueva Licenciatura en Comercio Exterior y Aduanas, que ofrecerá la facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Al hablar de la magnitud de la elevación del costo del petróleo y sus derivados, el Secretario de Hacienda reveló que por cada dólar que suben los hidrocarburos, la factura petrolera dominicana se incrementa en $50 millones de dólares anuales, y dijo que esa sola cifra es superior a lo que fue el monto total de la factura petrolera en 1973.
En 1973, tras la formación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los precios comenzaron a incrementarse en forma exponencial. De $42 millones en ese año, la factura petrolera dominicana se elevó a $168 millones de dólares solo dos años después, en 1975.
El año pasado, dijo el secretario Bengoa, la factura petrolera fue de $2,788.1 millones de dólares, y proyectó que si los precios se quedaran en los niveles actuales, la factura petrolera subiría a $3,100 millones en el 2007. Como consecuencia de esas alzas, las perspectivas para este año apuntan a que el subsidio gubernamental al sector eléctrico llegue a $550 millones, un aumento de $150 millones con relación a lo que las autoridades habían previsto. En el 2006 ese subsidio fue de $530 millones.
Evolución del comercio exterior
Desde el principio de su conferencia, dejó establecido que la evolución del comercio exterior en la República Dominicana ha dependido del tipo de modelo económico que ha regido en el transcurso de su historia, desde la Independencia hasta la actualidad.
En el Estado dominicano que surge como república independiente en 1844 “se profundiza la conformación del modelo primario de exportación que ya funcionaba en la época de la Colonia”. Las materias primas se vendían al exterior sin ningún proceso de elaboración, mientras que se importaban para el consumo interno bienes industriales y agroindustriales.
En tales condiciones, expuso el licenciado Bengoa, todavía “en el año 1904, sesenta años después de la independencia, los ingresos del Estado dependían en un 90% de lo que se recaudaba en las aduanas”.
Con la firma de la Convención Dominico-Americana de 1907, una consecuencia de los desorbitados endeudamientos a que gobiernos sucesivos, particularmente los del dictador Ulises Heureaux, someten al país, las aduanas pasan al control de un interventor designado por el gobierno de Estados Unidos, situación que se profundizó con la intervención militar norteamericana de 1916 a 1924.
En ese período, con un gobierno militar norteamericano a cargo de los asuntos públicos, según aprecia el licenciado Bengoa, “se impuso una reorganización financiera y administrativa que convirtió la República Dominicana en un puerto comercial virtualmente libre para los Estados Unidos”.
Refirió que el primero de enero de 1920 el gobierno militar puso en vigor un nuevo arancel de aduanas, que liberaba de impuestos a 245 productos de manufactura norteamericana y le reducía los derechos a más de 700. Ese arancel, dijo, se estructuró de manera que, en sentido general, la tendencia era que los bienes finales pagaban menos impuestos que los bienes intermedios y las materias primas importadas.
Con esa disposición, se eliminaba toda posibilidad de sustituir el bien importado norteamericano por uno de producción nacional.
Las cosas cambiaron diez años después, cuando se inicia en Estados Unidos la Gran Depresión, que, según dijo el secretario Bengoa, tuvo su origen en la sobre-producción de bienes agrícolas, y que tuvo repercusiones económicas y políticas a nivel mundial.
Los precios de los productos de exportación se desplomaron y escasearon las divisas para adquirir los bienes finales de consumo e inversión. Una de las repercusiones de las crisis económicas y sociales que se derivaron de esa situación fue el establecimiento de regímenes militares, productos de golpes de Estado, en casi toda América Latina. “La excepción fue Costa Rica, porque no tenía Ejército”.
Fue esa crisis, según el licenciado Bengoa, la que creó en la región las condiciones para que surgiera el modelo industrial de sustitución de importaciones. En los países más grandes comenzaron a instalarse industrias para producir localmente los bienes que no podían comprarse en el exterior, un proceso que madura y se consolida con la Segunda Guerra Mundial, que provocó interrupciones en el comercio.
La sustitución de importaciones, dijo el secretario de Hacienda, comenzó tardíamente en la República Dominicana, debido al atraso y la incapacidad de su aparato productivo, por el reducido tamaño de su mercado interno y la dificultad que planteaba el sistema arancelario vigente desde la intervención militar norteamericana.
Bengoa dijo que en el largo mandato de más de 30 años del dictador Rafael Trujillo, se instalaron algunas empresas sustitutivas de importaciones, “pero no se puede hablar de que en la economía dominicana operaba el modelo de sustitución de importaciones”. Fue en el breve mandato de Juan Bosch, en 1963, cuando se formuló un proyecto de ley que exoneraba de impuestos los insumos importados, considerado el primer paso para establecer el modelo.
Posteriormente, en 1968, durante el primer mandato del Presidente Joaquín Balaguer, se promulgó la Ley 299, de Incentivo y Protección Industrial. El modelo implícito en sus disposiciones suponía que al sustituir bienes importados por bienes de producción nacional se generaría un ahorro de divisas, pero no resultó así. “Lo que cambió fue la estructura de las importaciones. De un país importador de bienes finales, pasamos a ser un país importador de bienes intermedios para la industria sustitutiva”.
Tras la primera crisis petrolera de 1973, se comenzó a plantear la necesidad de cambiar el modelo de crecimiento hacia dentro, vía la sustitución de importaciones, por un modelo de crecimiento hacia fuera, basado en la exportación de bienes y servicios, y esa guía fue la que condujo al desarrollo del turismo y de las zonas francas industriales.
“Ese es el modelo que ahora se fortalece con el acuerdo de libre comercio DR-CAFTA, que le permite a los bienes de origen dominicano tener un libre acceso al mercado norteamericano, el mayor mercado del mundo, el mercado que todos los países quieren conquistar”, dijo Bengoa.