En los pies se encuentra casi el 25 por ciento de los huesos del esqueleto humano. Poseen miles de terminaciones nerviosas que tienen su reflejo en otras zonas, por lo cual los cuidados y condiciones que le prohijemos o cualquier alteración en su morfología se manifiestan en el estado de salud general del organismo. Atender a nuestros los pies es una prioridad que debe convertirse en un hábito si queremos prevenir la aparición de durezas, juanetes y otros trastornos comunes que, aunque no revistan gravedad, son terriblemente dolorosos y antiestéticos. Además, el cuidado de los pies refleja en una mujer su feminidad y sensualidad y belleza interna. Pero, tener unos pies hermosos no es un privilegio de pocas personas Si los cuidas y los tratas con cariño podrás sentirte feliz con su apariencia.
Callos y durezas: Se trata de piel engrosada que se desarrolla en una zona sometida a excesiva fricción y que aparece como consecuencia de un calzado inadecuado y excesivamente estrecho, pero también por problemas mecánicos que se traducen en una forma de andar o de pisar incorrecta. Los callos son más frecuentes en las personas mayores porque el desgaste óseo afecta a la estructura del pie y, por tanto, incide directamente en la manera de apoyar el pie y caminar. Si a ello se añaden problemas de sequedad en la piel, nos encontramos ante dos factores que llevan directamente a su aparición. La mejor forma de evitarlo es utilizar un calzado cómodo, flexible, que sujete el pie pero que no lo contraiga. Los juanetes: Son deformaciones del primer dedo del pie que da lugar a una protuberancia que se desarrolla hacia el exterior y que tiene una alta componente hereditaria. No surgen de la noche a la mañana sino que se forman poco a poco y están muy relacionados con el tipo de calzado que se emplea: los zapatos excesivamente estrechos en la parte de los dedos, o sea, los de punta, y los tacones resultan muy perjudiciales y quizá por eso el problema sea más habitual en las mujeres. Las ampollas: Pueden desarrollarse cuando la piel está sometida a una fricción constante. Para prevenirlas a la primera señal de molestia use medias para proteger la piel del contacto con el zapato. Uñas encarnadas: Las uñas cuyos bordes están incrustados en la piel pueden causar un dolor considerable. Para evitarlo, corte las uñas derechas, con un cortaúñas para pies y nunca redondee sus bordes. Pie de atleta: Es una dolencia que ha sufrido en algún momento buena parte de la población. Se trata de una infección por hongos que puede desarrollarse en el propio pie o contagiarse por otras personas, y que aumenta las posibilidades de aparecer con la humedad y el roce. Aquellos que someten los pies a mucho trabajo, lo que provoca mayor transpiración del mismo, o que simplemente sudan más, deben tener especial cuidado y estar muy atentos a cualquier síntoma que alerte de su presencia. Para evitarlo es aconsejable caminar calzado por zonas húmedas muy transitadas, como piscinas y gimnasios, utilizar zapatos que permitan que el pie respire, emplear calcetines de algodón y secarse muy bien los pies después del baño o CUIDADOS BÁSICOS PARA TUS PIES:
Los cuidados generales de los pies, exista o no algún tipo de dolencia, pasan por su lavado frecuente, no en la ducha, sino específico; cortarse las uñas habitualmente, nunca de forma redondeada, sino recta; hidratarlos convenientemente y sobre todo usar zapatos de buena calidad, flexibles y sin un tacón excesivamente alto. Los cuidados generales de los pies, exista o no algún tipo de dolencia, pasan por su lavado frecuente, no en la ducha, sino específico; cortarse las uñas habitualmente, nunca de forma redondeada, sino recta; hidratarlos convenientemente y sobre todo usar zapatos de buena calidad, flexibles y sin un tacón excesivamente alto. Es mejor emplear tejidos naturales para los zapatos y de vez en cuando, observar su aspecto detenidamente para detectar cualquier tipo de lesión y poder atajarla pronto. Cuando aparece el dolor, el tratamiento siempre es más difícil y lento. Día a día debes cuidar que no existan excesos de humedad después de bañarte, desde ahí empiezas a cuidarlos porque así evitas estar propenso a hongos por las bacterias que acumularás durante el día. Mantén siempre un tamaño considerable en tus uñas, no muy largas pero tampoco exageradamente cortas, puesto que se ven muy bien con un crecimiento pequeño; aplicarles talco o cremitas desodorizantes es bueno, pero tal vez al llegar a casa lo menos que hacemos es detenernos un tiempo a ver si están a lo mejor enrojecidos por el calzado, aterrados, sudorosos. Después de un baño ponlos a remojar con agua tibia a la cual le agregas unas seis pastillas efervescentes de esas que acostumbramos tomarnos cuando algo nos "cae pesado" en el estomago o típico para la resaca. Este truquito resulta infalible. |