La odorología funciona porque el perro –a diferencia del gato– piensa por la nariz. El perro responde más a los estímulos olfativos que el hombre y si queremos entender el mundo olfativo del perro, estamos obligados a utilizar instrumentos adecuados muy sofisticados que renueven el poco desarrollo de nuestro rudimentario sentido del olfato. El mecanismo que facilita esto al perro puede ser comparado con un “contador Geiger (radioactividad) que percibe fuertemente el estímulo mientras más se acerca el objetivo”. De esto se deriva que sin el olfato la vida del perro sería inútil.
Los canes altamente entrenados son empleados a los fines de descubrir, esclarecer y prevenir las actividades delictivas. Se habla, pues, perros de rastreo: permiten seguir rastros, ayudan a realizan la selección de personas y objetos saben registrar terrenos y locales. Perros de drogas, para señalar indicios de drogas en la realización de registros de locales, terrenos, vehículos, personas y otros. Perros de explosivos, que permiten localizar explosivos durante la realización de registros de locales, terrenos, vehículos, personas, etc. Se han utilizado en el rastreo de personas desaparecidas en Los Alpes (perros San Bernardo) y por que no, por la Policía para el rastreo de criminales.
La odorología tiene sentido como técnica criminalistica gracias a que la ciencia experimental aplica medios y procedimientos para la extracción e investigación de los olores de una determinada persona, que es fuente de olor.
La criminalistica lo que procura es que resuelve los objetivos por la que ella misma existe:
1. Identificación de uno o más individuos a través de:
2. Levantamiento y ocupación de huellas olorosas en el lugar del suceso, en paños estériles conservados en envases herméticos.
3. Comparación de las huellas olorosas anteriores, con las impresiones olorosas de los sospechosos.
Entre los factores que ayudan a la obtención de la huella, tenemos:
– Buena preservación (para que se puede levantar olor de un lugar debe estar debidamente preservado).
– Noches frescas y húmedas.
– Terrenos húmedos.
– Terrenos arcillosos, labrados, zonas boscosas y sembradas.
– Locales cerrados.
Entre los factores que inciden negativamente, se cuentan:
– Mala preservación.
– Temperatura.
– Presencia de olores fuertes derivados de combustibles, ácidos, tabaco, pesticidas y otros,
– Lluvia caída sobre el lugar de la huella después de producida.
– Locales cerrados
– Ventilación artificial.
– Acción del viento sobre el lugar donde se halla la huella.
Le invitamos a que conozcan los analizadores biológicos existentes en los perros, que sirven para diferenciar, distinguir y localizar la fuente productora de olores. Henming asegura "que un perro no es capaz de reconocer a su dueño si este sale desnudo de un baño prolongado que le haya privado de su olor especial, supuestamente aún cuando lo vea". Pero el perro si es capaz de distinguir con su olfato el agua potable de la salada en una concentración de 3 mg en 5 millones de ml y el ácido sulfúrico en una concentración de 1 sobre 10 millones de ml, distinguir el almizcle sintético del natural, un compuesto determinado cuando forma parte de otros 5, la carne aún envuelta siete u ocho veces, así como el olor producido por la grasa, tierra o insectos.
La odorología se emplea, sobre todo, en delitos como asesinatos, saqueos, violación y robo con fuerza. Siete países en el mundo utilizan esta técnica criminalística y en todos ellos existe un alto interés criminalistico. Llama la atención cómo se lleva a cabo el peritaje odorífico, mediante los llamados juicios de control. Estos consisten presentar el olor del sospechoso entre seis o siete tubos de metal conjuntamente con el olor de dos o tres personas, el entrenador sabe la posición del olor del sospechoso y si el perro lo identifica se coloca otro tubo con el mismo olor, repitiéndose la operación por tres veces. En Alemania se usa este dictamen pericial de forma diferente, se realiza un juicio de control, se enfrentan a una hilera de tubos con olores captados en el lugar del hecho y al día siguiente se comparan, presentándole éstos y el del sospechoso al can, conduciendo el entrenador la actividad y conociendo la posición del olor del sospechoso. Si por lo menos tres perros logran su identificación se da por válida.
Para terminar, decir que estos perros se forman con entrenamiento especial, con un período de duración de seis meses, cuando los cachorros tienen entre cuatro y cinco meses de nacidos. Este entrenamiento está basado en una alimentación, consistente en dar a olfatear alimentos al perro para ir procreándole el reflejo de señalar en los frascos el olor buscado. Cuando ya el can tiene creado ese habito, se le introducen olores humanos hasta que el perito determina que el entrenamiento que se ha seguido ya es el que verdaderamente necesitaba o requería para desarrollar inequívocamente su trabajo, debido a que su poderoso olfato es capaz de captar más de 11 500 olores, 7 primarios y los demás producto de las combinaciones, sin repetir ninguno. Estos no deben salir del Banco de Olores y no debe tener contacto con otras personas, excepto con su perito.
Más informaciones sobre este nuevo género de huellas en la criminalistica, y sobre el perro trabaja efectivamente en ellas para descartarla u obtenerla, ameritan un seminario con un especialista. Hasta aquí nuestro esfuerzo científico forense.