Río de Janeiro, 29 jul (PL) Los XV Juegos Panamericanos pasaron hoy a la historia luego de dos semanas de competencias, en las cuales algunos tocaron la gloria y otros regresaron a casa en espera de una próxima vez. Entre los que disfrutaron la dicha del triunfo destacó el nadador brasileño Thiago Pereira, máximo ganador de medallas en la lid, con ocho preseas que pusieron a Brasil a pelear de tú a tú con Cuba por el segundo puesto en el medallero general
También descolló la velocista mexicana Ana Gabriela Guevara, convertida en tricampeona de los 400 metros, quien, además, ofrendó una plata a su país con un cierre de leyenda en el relevo 4×400, ganado por las cubanas.
La selección de fútbol de Ecuador llenó de júbilo a su país con un título inesperado, el primero en el referido deporte para los suramericanos en toda su historia en cualquier competición.
También en el más universal, pero entre las féminas, destacó Brasil, que se mostró muy por encima del resto de los contendientes, con unas jugadoras de asombrosa técnica y con deseos de complacer siempre a los aficionados.
Loas para los ganadores de la maratón: la cubana Mariela González y el local Frank Pereira, por el desgaste físico que significa correr 42 kilómetros, cualquiera sea el clima.
Todo, sin embargo, no fue fiesta y algunos abandonaron las canchas en lágrimas después de ceder en enconadas disputas o en intento de revitalizar carreras que ya van cuesta abajo.
Las voleibolistas brasileñas cayeron ante las cubanas en uno de los mejores partidos de cualquier deporte en Río 2007, ante una afición que no asimiló la derrota hasta mucho después y que aún con el triunfo del equipo masculino, recordó con dolor ese fracaso.
El vallista dominicano Félix Sánchez vino por el título de los 400 metros con vallas, pero, cuando ganaba con comodidad, tropezó con el último obstáculo, perdió el ritmo y también el podio, tras lo cual se retiró sin consuelo.
Iván Pedroso, el mejor saltador de Cuba y Latinoamérica en los últimos 20 años, se fue sin medallas al quedar cuarto, en una lid que dominó el panameño Irving Saladino, quien siempre consideró al caribeño como su ídolo.
Ese es el deporte, una mezcla de alegrías y tristezas.