Nadie puede negar la utilidad del pasado, pero fracasan quienes pretendan vivir del ayer. Vivir del ayer es el peor de los negocios, excepto para los historiadores, que en verdad viven de él si es que le deja beneficio investigar y escribir. Pero fíjese, viven del pasado de otro, no del suyo propio. Quien se apega al ayer no entiende el presente ni el futuro. Obviamente, si se reniega absolutamente del pasado tampoco se logran entender asuntos claves del momento que uno vive y le faltaría por vivir.
No pretendo descartar de plano la utilidad del pasado, sino que me refiero al estado de nostalgia en que caen muchas personas, a tal punto de que pretenden usar el ayer como instrumento para resistir el porvenir.
En ocasiones converso con amigos y pongo ejemplo de este dilema en colegas que estudiaron periodismo conmigo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que siguen apegados a su vieja máquina Olivetti y se resisten a sentarse frente a un computador, navegar en Internet y disponer de un correo electrónico.
Y hablan de su actitud con hidalguía, como si estuvieran atrincherados contra una invasión externa que es la tecnología, olvidando que la bendita máquina olivetti también fue una invasora y la diferencia con la computadora es que cuando muchos nacimos ya la maquina de escribir estaba aquí.
El nostálgico es un amargado que entiende que todo lo pasado es mejor que lo presente, lo que le imposibilita descifrar los signos de los tiempos. Desprecia el presente y no ve nada bueno en el porvenir.
Nuestros hijos al nacer se enfrentaron, contrario a nosotros, con la PC y todos sus mágicos programas, con el correo electrónico, el chateo y la cámara conectada a la computadora para conversar con sus amigos. La máquina de escribir es un referente, no así algo que se deba reivindicar.
Eso le pasa a uno en la vida personal, hay logros que van quedando atrás, que no son de utilidad para la sobrevivencia, porque en realidad han caducado. Y si uno pretende seguir adelante, sólo puede hacerlo asimilando los signos de los tiempos, los cambios experimentados en el ambiente y previendo lo que nos trae el futuro.