'Ratatouille', que se presenta en todas las salas de cine del país, toma prestado el nombre de un plato tradicional francés para llevar a la gran pantalla el deseo descabellado de una rata de convertirse en un gran chef y que resalta, por encima de todo, valores universales como la amistad o la importancia de creer en uno mismo.
Tras nadar entre peces ('Buscando a Nemo'), compartir aventuras con seres sobrenaturales ('Monstruos S.A') o juguetes ('Toy Story') , pelear con superhéroes de andar por casa (Los increíbles') y disputar carreras sobre el asfalto ('Cars'), la productora Pixar baja a las alcantarillas bajo la dirección de Brad Bird para rescatar a un pequeño roedor de las ataduras de su propia especie. Remy ha pasado toda su vida entre basura pero soñando con elaborar platos dignos de la 'Guía Michelin'.
Tiene un olfato y un gusto prodigioso, un don poco útil en un mundo de ratas y muy peligroso si se saca a relucir entre humanos. Pero él necesita hacerlo. Los avatares del destino le arrastran (literalmente) debajo del restaurante Gusteau's, un local de cinco tenedores venido a menos, y allí encuentra la oportunidad de su vida.
En este mundo hostil -no olvidemos que hablamos de una rata entre fogones – encuentra un inesperado socio que atraviesa por una situación tan desesperada como él, o incluso más. La pequeña rata formará con el pinche Linguini, un muchacho desgarbado y con la autoestima por los suelos, una estrambótica pareja con escenas desternillantes. Juntos emprenden un camino hacia el éxito lleno de emociones y obstáculos, desde la oposición de la familia de Remy a su vocación culinaria, hasta el inspector de Sanidad, pasando por los planes malvados del jefe de cocina para convertir el restaurante en una cadena de productos congelados y comida rápida y las despiadadas críticas gastronómicas de Mr. Ego.
En este viaje descabellado tiene un papel clave Gusteau, el idolatrado cocinero de Remy cuyo lema en la vida siempre fue 'todo el mundo puede cocinar'. Desde el más allá -el desprestigio en el que cayó su restaurante le costó la vida – aparece y desaparece ante los ojos de la pequeña rata para ayudarle a encontrar respuestas en momentos de apuro, que no escasean.
En la 'cocina' de 'Ratatouille', junto a Bird y el productor Brad Lewis, también se encuentra el 'oscarizado' (por partida doble) John Lasseter, consejero delegado creativo de Walt Disney y de Pixar y, sobre todo, el 'gurú' por excelencia de la revolución digital en el mundo de la animación. Esta cinta logra estimular los cinco sentidos y recrear la textura, el sonido (y casi el olor ) de los platos gracias a las nuevas proezas de la tecnología, pero también a un minucioso proceso de 'investigación' culinario.
El equipo de animación ofrece también una riqueza visual innovadora al 'dibujar' las calles de París, las desconocidas cloacas, la Torre Eiffel o las orillas del Sena, con una autenticidad fascinante pero, al mismo tiempo, resaltando su encanto. La apariencia de las ratas llega, en ocasiones, hasta a resultar estremecedora.
Paisajes y personajes acarician en ocasiones la realidad sin llegar a fundirse con ella por el manto de fantasía que les protege. La idea de que una rata se ponga un delantal y se meta a cocinera parece inconcebible, pero a fin de cuentas, el mensaje que transmite, el de que cada uno es dueño de su propio destino, desvela, quizás, una de las mejores recetas para la vida.