CARACAS, 9 ago (IPS) – Los ejes de alianzas políticas, económicas y de integración latinoamericana se recomponen mientras el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viaja por México, América Central y el Caribe, y su par de Venezuela, Hugo Chávez, visita Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia. A la par de que Chávez suscribía acuerdos de seguridad energética y ofrecía el petróleo y gas que necesiten a Argentina y Uruguay, una refinería para Ecuador y una planta de gas para Bolivia, Lula sellaba pactos de ayuda a la producción de etanol o biodiésel a base de caña de azúcar o palma africana en México, Honduras, Nicaragua, Panamá y Jamaica.
Lula invitó a México a sumarse al Mercado Común del Sur (Mercosur), conformado de su origen por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y con Venezuela en proceso de adhesión plena, en la búsqueda de "una integración más fuerte en América Latina". También abogó por un tratado de libre comercio entre América Central y el Mercosur.
Chávez, a su vez, sostuvo un discurso político antiimperialista en cada una de sus escalas y acusó a Washington de mover "sus fichas para impedir que Venezuela ingrese al Mercosur", en alusión a la demora de los parlamentos de Brasil y de Paraguaya en ratificar esa decisión tomada por los gobiernos a fines de 2005 en Montevideo. "Pero fracasará", aseguró con énfasis.
Mientras y con una política internacional pragmática y moderada, Lula no vaciló en Nicaragua, por ejemplo, en desempolvar la vieja y común militancia en la izquierda con su par anfitrión, Daniel Ortega, hasta arrancar de éste una declaración de bienvenida a la producción masiva de etanol, no a base de maíz sino de otros cultivos.
La producción de etanol como combustible alternativo a los de origen fósil es un asunto en el que coincide con el gobierno estadounidense de George W. Bush.
El presidente de Cuba, Fidel Castro, y el propio Chávez han criticado la ofensiva pro-etanol de Washington, aunque favorecen su empleo como aditivo de las gasolinas, e incluso hay proyectos cubano-venezolanos para producir etanol de caña de azúcar.
El mandatario venezolano "tiende un cerco alrededor de Brasil, de mayor presencia y acuerdo con los restantes vecinos, mientras su par brasileño muestra que no está dispuesto a grado de dependencia alguna de su vecino petrolero", comentó a IPS Ítalo Luongo, profesor de geopolítica petrolera en la Universidad Central de Venezuela.
"Lo que ocurre es que la geopolítica continental cambió con la reunión en Camp David (residencia de descanso de los presidentes de Estados Unidos)" el pasado marzo entre Lula y Bush, indicó el politólogo Alberto Garrido, de la sudoccidental Universidad de Los Andes.
"Washington tendió la mano a Brasilia para establecer conjuntamente el imperio del etanol", observó este experto a IPS.
Según Garrido, "la inteligente élite brasileña ha visto un porvenir como potencia global energética, porque el etanol será para Estados Unidos, pero de Brasil".
"Ese giro rompió el eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires y por eso vemos que se ha atravesado nada menos que el gigante brasileño en el proyectado gasoducto del sur", agregó Garrido.
Chávez pactó, con los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Tabaré Vázquez, de Uruguay, la construcción de plantas de regasificación para ese combustible que Venezuela enviaría al Río de la Plata en los próximos años, cuando explote sus yacimientos en el nordeste, pero ya en buques y no a través del supergasoducto.
Esa gigantesca tubería de 8.000 kilómetros, que costaría más de 20.000 millones de dólares y tendría un impacto ambiental aún no calculado todavía, fue explicada por Chávez en esta gira sólo como una posibilidad, después que a fines de julio dijo que el proyecto "se enfrió" tras recibir "ataques" de sus socios, que no especificó.
"¿Quién está entre Venezuela y el Río de la Plata?", se preguntó Garrido: "Está Brasil", se respondió, "con Lula haciendo de colchón entre la real politik brasileña y la petro-geopolítica, el proyecto de Chávez", agregó, al evocar la dilación del Congreso legislativo brasileño para aprobar la adhesión plena de Venezuela al Mercosur.
"Por primera vez al siempre preponderante Brasil le ha aparecido en la región una contra-estrella, en la figura de Chávez, pero Brasilia no va a subordinar sus intereses ni renunciar a su aspiración de igualarse a las potencias globales y, por ejemplo, ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones unidas", dijo Luongo.
Analistas como Michael Shifter, de la organización Diálogo Interamericano, basada en Washington, también sostienen que entre Chávez y Lula "existe un fuerte distanciamiento, pues no quieren subordinarse el uno al otro", aunque los mandatarios cuando aluden al tema sostienen que "nada ni nadie nos distanciará".
La partición de aguas, según Garrido, está en Bolivia, "la manzana de la discordia en esta geopolítica de la energía después que el año pasado Pdvsa (Petróleos de Venezuela) irrumpió como inversionista, desplazando a la firma brasileña Petrobras", sostuvo Garrido.
La gira de Chávez culminará en el meridional departamento boliviano de Tarija, donde firmará con el presidente anfitrión, Evo Morales, y con Kirchner convenios para construir una planta que separe los líquidos del gas natural que Bolivia exporta y otros acuerdos de "seguridad energética".
Lula, en tanto, ha ganado para desarrollar los agro-combustibles a países como Nicaragua y Jamaica, uno de los líderes en la Comunidad del Caribe anglohablante, que incluso con capital venezolano construirán una refinería, de petróleo en el caso nicaragüense, o ampliarán la que ya tienen, en el jamaiquino.
Cada uno de los líderes parece no haber ido sólo a los flancos, sino llegado incluso a la retaguardia del vecino. (FIN/2007)