Al parecer, es necesario mantener informado a todos aquellos que le dan seguimiento a la escogencia del Defensor del Pueblo. Ya que las informaciones sobre este tema se tornan episódicas, un día se ofrecen declaraciones y otros días desaparece del escenario informativo. Es de todo conocido, que el pasado mes de Junio la Comisión Especial para la Escogencia del Defensor del Pueblo de la Cámara de Diputados, mantuvo una apretada jornada de trabajo, ya que en maratónicas sesiones escuchó a los candidatos para ocupar las posiciones de Defensor del Pueblo, sus Adjuntos y sus Suplentes ( ocho funcionarios en total) . Realmente fue una lastima que la prensa nacional no recogiera algunas de las intervenciones, porque en algunos casos valió la pena la invitación, aunque en otros fueron tristes y risibles, en este ultimo caso, no sabíamos, si se trataba de intervenciones serias o participábamos de un concurso de payasos.
Según declaraciones rendidas por el Presidente de la Comisión, ésta se dispone a escoger entre los participantes, la terna que ha de enviarse al Senado de la República, para la selección definitiva del Defensor del Pueblo. Lo que indica que nos encontramos en la ruta final de este interesante proyecto democrático.
Independiente, de quienes resulten escogidos para desempeñar las funciones que la ley dispone, ha sido una experiencia edificante, el transito de siete años entre la promulgación de la ley y su puesta en vigencia plena. Y digo edificante, porque el largo periodo de selección, ha sido una escuela, donde hemos aprendido, los tejemanejes de los intereses políticos, sociales, económicos y sobre todo, por que hemos visto desfilar exposiciones y postulantes, que algunos de ellos, no han tenido la mas mínima idea de lo que significa la posición de Defensor del Pueblo.
En mi libro En busca del Defensor del Pueblo (Editora Mediaby,2001), trato de explicar el origen de la propuesta, de donde provino la idea inicial y cuales fueron los primeros amarres para sacar esta figura jurídica a la palestra publica y convertirla en un ente de institucionalidad y supervisión de las acciones del Estado Dominicano. Sin embargo, en dicho libro (para llamar de algún modo, ese atrevimiento), no profundizamos en la incidencia de PODER POLITICO, que acompañaría al Defensor del Pueblo en el ejercicio de sus funciones. En los diversos artículos publicados en el blog: conlaplumacomoespada.com pretendo llamar la atención sobre el tema, y crear una cultura informativa, a fin de que un amplio sector del país, se sienta parte del proyecto. Ya que existe una correlación de fuerza entre poderes facticos y poder real del Estado otorgado mediante la ley al Defensor del Pueblo.
Al parecer, este ha sido la principal razón del estancamiento en la designación del Defensor del Pueblo, el extraordinario Poder Político, que le atribuye la ley y la poderosa influencia que sus decisiones ejercerán en la institucionalidad del país. Un país, donde el desorden institucional ha sido la regla y la institucionalidad la excepción. Un país, donde al desorden institucional se le ha sacado pingues beneficios y ha edificado poderosas fortunas. Un país, donde el desorden institucional es una ley de embudo social-económico-político, donde el lado ancho y ventajoso ha estado siempre a favor de determinados intereses y el lado estrecho y marginal, se le ha dejado al pueblo, a los sectores menos favorecidos, a quienes no hay podido llegar a la mesa de la repartidera nacional a tiempo. Un país, donde se habla de que articulo 55 de la Constitución, otorga amplio poderes al Presidente de la República, sin embargo esa afirmación es en esencia un sofisma, ya que a veces, muchas veces el propio Presidente de la República, es reo en sus propias decisiones, porque los CIRCULOS DE PODER, les condicionan muchas de sus iniciativas, valiéndose de mil y una argucia .Sobretodo cuando una de esas iniciativas presidenciales, podría rozar cualquier privilegio irritante o interés instalado en el corazón de la nación en nombre de Dios, la Patria o la Libertad.
Cada vez, que había que desmarcar el camino para abrir espacios democráticos, a partir del ajusticiamiento del tirano, nos encontrábamos con interferencias de grupos de poder, que impusieron sus improntas en el ordenamiento institucional del país. El periodo 1961-1966 fue el mas azaroso y desdichado para la institucionalidad de la vida nacional: Consejo de Estado, Triunvirato, Junta Militar, Gobierno de Salvación Nacional, Gobierno de Reconstrucción Nacional, Diunvirato, Gobierno de facto, etc., fueron los gloriosos inventos que los grupos dominantes del poder, utilizaron para impedir por todos los medios, llegar al único camino posible: al gobierno democrático surgido de las urnas por la voluntad libérrima del pueblo. La historia es muy reciente y todos recordamos, unos con profunda indignación y memoria y otros con sinvergüencería insepulta.
El Defensor del Pueblo, no será un Poder factico, sino un poder real del Estado para la normalidad de las políticas del Estado. Poder Factico, tienen aquellas instituciones o grupos que ,sin ser parte de los órganos del Estado, pueden influir en la política del país, gracias a su capacidad de presión o de influencia, como es el caso de la Banca, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas, la Prensa, los Grupos Sindicales, la comunidad académica, Los grupos de Derechos Humanos, la embajada de los Estados Unidos, si el Defensor del Pueblo, no tiene claro el nivel de influencia de estos grupos o instituciones, se podría ver arropado por uno de ellos y manipulado de manera tal, que la Defensoria del Pueblo, será de todo, menos Defensoria del Pueblo. Y el Defensor del Pueblo, será un empleado más de los tantos que pululan en el seno de las instituciones públicas, consumiendo un presupuesto de la nación y no realizando ninguna labor.
A veces se tiene la impresión, de que la decisión de escogencia al Defensor del Pueblo, es muy grande para los actuales legisladores, como que en su gran mayoría no tienen idea del asunto, como que no aterrizan en establecer su verdadera capacidad de legislar a favor del Pueblo, y se sientan a la orilla del camino en espera que uno de esos poderes facticos, le trace en camino, Eso lo hemos visto, en reciente funcionarios designados por el Congreso, Uno esperaba independencia de juicio, carácter en sus ejecutorias, determinación en sus decisiones, y lo observado en breve tiempo ha sido lamentable, lo que se espera al final de la gestión, se aproxima al desastre.