MONTEVIDEO, ago (IPS) – Un amplio abanico de grupos sociales de América del Sur alzan la bandera bolivariana del presidente venezolano Hugo Chávez. No todos tienen el mismo enfoque y la mayoría aseguran no recibir apoyo financiero de Caracas. Pero todos dicen buscar la unidad frente al gran enemigo: Washington.
La "revolución bolivariana" impulsada por Chávez, con el estandarte del libertador americano Simón Bolivar, es considerada por muchos el camino válido que le queda a la izquierda latinoamericana tras el colapso de la Unión Soviética en 1991.
Sindicatos y otras organizaciones sociales se hacen eco del discurso de Chávez y promueven movilizaciones en sus países para recibirlo, mientras se reproducen desde 2002 los llamados Círculos Bolivarianos, que tienen el objetivo de difundir en la región el ejemplo del proceso venezolano.
La oposición venezolana señala que esos círculos son "violentos" y "terroristas", y los acusa de ser brazos del gobierno de Chávez para extender un proceso armado en América del Sur. Pero sus integrantes entrevistados por IPS niegan cualquier fin bélico y aseguran no recibir apoyo alguno de Caracas.
La noticia de la valija con casi 800.000 dólares sin declarar incautada el 4 de este mes en Buenos Aires a un pasajero de un vuelo privado procedente de la capital venezolana dio pie a versiones de que los grupos bolivarianos eran financiados desde Caracas. El gobierno de Chávez atribuyó el incidente a una conspiración de Washington.
La maleta fue incautada por la aduana bonaerense, ya que contenía casi 80 veces el dinero máximo permitido por las leyes para ser extraído sin declarar de Venezuela y admitido en Argentina. Y dejó una estela de conjeturas.
BOLIVARIANOS Y KIRCHNERISTAS
El líder de un movimiento argentino de trabajadores desempleados, Luis D’Elía, simpatizante del gobierno venezolano, reconoció que "dinero del chavismo" financió actos de masas en su país, pero dijo ignorar si Caracas apoyaba a organizaciones concretas.
En Argentina, grupos de "piqueteros" –desempleados que bloquean avenidas para protestar por la falta de trabajo–, ahora partidarios del gobierno de Néstor Kirchner, son los que organizan movilizaciones y actos públicos cada vez que el mandatario venezolano visita su país.
Los más importantes conforman el Movimiento Libres del Sur, liderado por varios ex piqueteros que ahora tienen cargos en el gobierno de Kirchner.
IPS intentó entrevistar a uno de ellos, Isaac Rudnik, asesor de la Subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En una conversación telefónica, Rudnik consideró que la pregunta sobre el financiamiento del movimiento era "hostil" y "no pertinente", y formularla era "grosero" e "irrespetuoso", y cortó la comunicación.
Juan González, dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Argentina (CTA) y quien participó en la organización de varios actos chavistas, dijo a IPS que muchos grupos trabajan "en forma articulada" con "movimientos sociales de Venezuela".
Pero aclaró que la CTA no recibe fondos de Caracas y es autónoma, y dijo ignorar versiones según las cuales el gobierno venezolano habría entregado dinero a los organizadores de un acto celebrado el año pasado en Buenos Aires, que contó con la presencia de Chávez, mientras el mandatario estadounidense George W. Bush se encontraba de visita en Uruguay.
"Participamos de misiones (programas sociales venezolanos) como ‘Yo sí puedo’ o la ‘Operación Milagro’ (de alfabetización y salud ocular, respectivamente), y ahora trabajamos en proyectos productivos entre cooperativas y organizaciones territoriales", indicó.
INTERNACIONALISMO REVISITADO
Siguiendo el modelo de los países socialistas del siglo XX, el gobierno venezolano aloja y financia una variedad de encuentros, como el Foro Social Mundial celebrado en Caracas en 2006.
El Frente Internacional Miranda, suerte de instituto político dirigido por el español Juan Carlos Monedero, organiza con dinero oficial foros, estudios, ediciones de obras y otras actividades con frecuentes invitaciones a figuras y grupos del exterior.
Chávez y los suyos respaldan al Congreso Bolivariano de los Pueblos, que reúne a muy diversas organizaciones políticas y sociales de izquierda.
El Congreso coordina luchas contra el libre comercio y a favor de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA). Sus integrantes aseguran que financian sus actividades con aportes de sus organizaciones.
El ALBA adoptó en abril un esquema para incorporar entidades subnacionales (provincias, municipalidades) y hacerse acompañar de movimientos sociales, con representantes escogidos ad-hoc.
En Bolivia, el apoyo venezolano es directo y muy fuerte hacia el gobierno. El propio presidente Evo Morales gestiona, administra y distribuye las donaciones, que han superado la asistencia financiera anual de Estados Unidos, de unos 120 millones de dólares.
A diferencia de otras fuentes, la ayuda venezolana llega sin mayor trámite y esa flexibilidad ha permitido a Morales entregar dinero donado por unos 30 millones de dólares a gobiernos municipales indígenas y pobres.
Los recursos no están registrados en el programa anual de inversiones públicas.
Una fuente gubernamental informó a IPS que los 30 millones de dólares son una primera partida y que, tras la presentación de nuevos proyectos de municipios, Caracas aprobará otra partida de recursos que se conocen en los ámbitos municipales como los "cheques venezolanos".
"La ayuda es incondicional", dijo a IPS el parlamentario César Navarro, del gobernante Movimiento al Socialismo.
"Está en vigencia la solidaridad y la diplomacia de los pueblos, reconociendo las formas políticas de cada país, su sistema democrático", agregó.
CERCA DE BOLÍVAR Y LEJOS DE BACHELET
En Chile existen más de 30 "círculos", "colectivos", "comités" y "movimientos" identificados como bolivarianos, dijo a IPS Roberto Muñoz, dirigente del capítulo chileno del Congreso Bolivariano de los Pueblos.
Surgieron hace cerca de tres años como organizaciones vecinales para coordinar los viajes de las personas beneficiarias en Chile del programa de operaciones quirúrgicas contra las cataratas, Operación Milagro. Con el tiempo cada grupo creó su propia estructura y actividades culturales y de solidaridad con todos los "gobiernos bolivarianos".
También apoyan movilizaciones sociales chilenas, como las del pueblo indígena mapuche. No tienen, en cambio, relación con el gobierno de la socialista Michelle Bachelet.
El norte político es lograr el sueño bolivariano de la integración de las repúblicas latinoamericanas, indicó Muñoz, además militante del Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez.
Luis Vega, coordinador del Círculo Bolivariano Santiago Arce de La Serena, define a los círculos como "instrumentos de lucha".
El activista vislumbra a América Latina como una futura "confederación de repúblicas", donde se respeten las diferencias, pero se privilegie la integración política, económica, social y cultural.
Vega asegura que no reciben dinero del gobierno de Chávez y con la embajada de Venezuela sólo se comunican para coordinar los viajes de la Operación Milagro y la entrega de becas estudiantiles.
URUGUAYOS SIN VALIJA
En Uruguay existen al menos siete Círculos Bolivarianos, pero con autonomía entre sí.
El "objetivo es analizar a fondo y vivir de cerca el proceso revolucionario bolivariano para extraer experiencias y promover la participación democrática de los ciudadanos" uruguayos, explicó a IPS el dirigente sindical Otto Radiccioni, del Círculo Bolivariano José Gervasio Artigas.
"Somos aprendices, y nuestro objetivo es cotejar experiencias", señaló.
Los uruguayos mantienen contactos con la embajada venezolana, pero son independientes desde el punto de vista financiero y organizativo, aseguró Radiccioni.
"No hay un canon que rija a los círculos y tenemos una organización horizontal, muy participativa. A veces incluso hay cierta descoordinación por este motivo", indicó.
Los bolivarianos uruguayos hacen énfasis en la participación ciudadana, "en momentos en que muchas experiencias de socialismo tradicional han sido superadas", explicó Radiccioni.
"Tenemos que soldar desde abajo. No hay salidas particulares para cada país. Aunque las condiciones, los plazos y los ritmos de cada nación latinoamericana no son iguales, tienen problemas comunes como la deuda, la dependencia y las dificultades de desarrollo", dijo a IPS Raúl Campanella, del Círculo Bolivariano del Uruguay.
"No estamos vinculados a procesos armados ni a conspiraciones ni a planes para interponer trabas en las relaciones entre los estados. No participamos de ninguna aventura ni de ninguna provocación. Hemos demostrado ser un grupo responsable y serio. No hay valijas ni dinero. Somos cristalinos", subrayó.
Mientras tanto, en la propia Venezuela, los llamados Círculos Bolivarianos, que actuaban como brigadas de choque en algunas ciudades en los momentos de mayor confrontación opositora, se disolvieron en silencio un par de años atrás.
Tampoco hay en Caracas una articulación institucionalizada con los bolivarianos latinoamericanos. El propio Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en el que Chávez quiere integrar a todos los sectores oficialistas, está todavía en formación.
* Con aportes de Marcela Valente (Argentina), Franz Chávez (Bolivia), Daniela Estrada (Chile) y Humberto Márquez (Venezuela). (FIN/2007)