Usted puede conseguir en la ferretería donde compra la información básica sobre cómo pintar paredes: le dirán cómo calcular las cantidades, cómo limpiar y preparar las paredes y cómo elegir y aplicar la pintura adecuada. Pero todos los consejos del mundo serán inútiles si usted no cuenta con los materiales apropiados para hacer el trabajo: éste es el verdadero truco del tema.
Comprar el equipo adecuado le permitirá comenzar bien la tarea, y asegurarse un acabado de alta calidad. No tiene por qué costarle mucho dinero. Algunos de los elementos que necesita son bastante baratos y varios de ellos se pueden reutilizar, lo que los convierte en una buena inversión a largo plazo.
El primer paso para acondicionar una habitación antes de pintarla es quitar todos los muebles que sea posible, para evitar dañarlos y para facilitar las maniobras dentro del cuarto. Si hay piezas que no puede mover, cúbralas completamente. Puede utilizar viejas sábanas ajustadas a la base del mueble con un cordel, bolsas o tela plástica, según sus necesidades. Lo importante es que el material con que ha cubierto los muebles sea impermeable a la pintura que caiga ocasionalmente.
En segundo lugar debe preparar la habitación, tapando las áreas que no desee pintar, como zócalos y marcos de ventanas. Éste es un paso largo y aburrido, pero no se lo salte o luego perderá más tiempo al final, tratando de limpiar salpicaduras. Una forma de hacer la tarea más fácil es usar un cortante adecuado para la cinta enmascaradora. Actualmente se venden unos aparatos que constan de un dispensador de cinta similar al usado en las oficinas, pero de tamaño mucho mayor y con una hoja afilada que le permite coger una extensión de cinta enmascaradora y cortarla al instante por donde desee, evitando así pegotes y nudos.
Ahora que ya está listo para empezar a pintar, proteja su ropa con ponchos plásticos desechables o con prendas viejas que no le importe estropear. Es buena idea ponerse una gorra o capucha plástica para no teñirse el cabello de un color no deseado. Si no quiere ponerse unas viejas zapatillas, tape su calzado con galochas de goma, que son baratas y puede volver a usar cada vez que pinte. Importante: quítese las zapatillas viejas o las galochas cuando salga del cuarto que está pintando, para evitar ensuciar de pintura el resto de la casa al caminar.
No importa cuán cuidadoso sea usted: la pintura siempre gotea. Para limpiar las manchas inevitables, existen unos paños especiales que podrá comprar en la droguería, ferretería o tienda especializada. Estas toallitas sirven para quitar restos de pintura, grasa y adhesivos de manos, herramientas y superficies de trabajo. Vienen en un dispensador para facilitar su uso y suelen contener suavizantes para no dañar sus manos.
Para que sus paredes luzcan siempre primorosas, puede hacerse de un equipo de retoque. También se consiguen en el mercado, y consisten en una caja con varias botellas para almacenar pinturas, una serie de rodillos de varios tamaños, pinceles para disimular grietas y una libreta donde apuntar fechas de pintura o retoques.
Cuando usted acaba de pintar, puede guardar los restos de pintura en las distintas botellas (según sus colores): éstas pueden conservar pintura al látex durante año y medio o dos.
Cuando tenga que retocar las paredes, coloque uno de los rodillos especialmente diseñados en la boca de la botella correspondiente al color del área, aplique, quite el rodillo, límpielo y guarde todo hasta la próxima reparación. Todos los componentes son lavables y reutilizables.