EL CAIRO, 27 ago (IPS) – Desde que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) tomó el control de la franja de Gaza, el presidente palestino Mahmoud Abbas propuso dos veces el despliegue de una "fuerza internacional" en ese territorio.
Pero, con tantos contingentes ya enviados a los principales puntos de conflicto en la región, desde Afganistán a Líbano, observadores advierten que esa tendencia amenaza los principios de soberanía nacional.
"El fenómeno representa un regreso del colonialismo, aunque en una forma nueva, internacionalizada", sostuvo el analista político Abdel-Halim Kandil, ex editor en jefe del semanario palestino Al Karama.
"Una presencia internacional en la franja de Gaza sería especialmente peligrosa porque muchos lo considerarían algo nada diferente a la ocupación israelí", dijo a IPS.
En los últimos cinco años, Medio Oriente y las regiones vecinas han visto el despliegue de varias fuerzas internacionales. Algunas de estas simplemente recibieron el mandato de velar por la paz, pero otras tienen objetivos militares.
Luego de la guerra del año pasado entre Israel y el movimiento chiita libanés Hezbolá (Partido de Dios), la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en Líbano (Unifil), con el mandato desde 1978 de estabilizar el sur de ese país, recibió un nuevo contingente de soldados para sumar hoy 15.000.
Poco después, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a través de la Fuerza de Asistencia Internacional en Seguridad (ISAF), asumió el comando de las fuerzas militares en Afganistán.
Más recientemente, el 31 de julio, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas acordó enviar 19.000 soldados de paz a la occidental región sudanesa de Darfur, que se unirán a los miles de efectivos de la Unión Africadas ya apostados allí. Se espera que esta misión llegue a Darfur en los próximos meses.
Pero muchos observadores cuestionan los motivos de estos despliegues de fuerzas internacionales y misiones de paz.
Medio Oriente "se está convirtiendo cada vez más en un objeto de custodia internacional", sostuvo Essam al-Arian, del movimiento opositor egipcio Hermandad Musulmana.
"Las así llamadas fuerzas internacionales, más allá de sus mandatos, son usadas clandestinamente para servir al proyecto sionista en Medio Oriente, hacerse con el petróleo de la región e impedir que los pueblos árabes elijan democráticamente a sus líderes", dijo a IPS.
A pesar de la desconfianza general a las intervenciones extranjeras en los asuntos locales, Abbas hizo un llamado el 29 de junio al despliegue de una fuerza internacional luego de que Hamas tomó el control de Gaza a mediados de junio. Pero la idea fue rechazada por prácticamente todas las facciones palestinas.
Hamas sostuvo que la propuesta constituía "el primer paso hacia la erradicación de la causa palestina".
"Abbas fue demasiado lejos y sacrifica los intereses palestinos", dijo el vicepresidente del bloque parlamentario de Hamas, Yehia Daabisa, en la edición del 15 de julio del diario panárabe Asharq al-awsat.
"¿Por qué Abbas no llamó al despliegue de fuerzas internacionales en Cisjordania, que todavía está ocupada, para proteger a los habitantes de los arrestos y asesinatos diarios (por parte de los militares israelíes)?", preguntó.
El ala armada de Hamas declaró que "bajo ninguna circunstancia" permitirá que fuerzas internacionales ingresen a Gaza, y advirtió que serían "recibidas con fuego de artillería y misiles".
Egipto, para cuyo gobierno la situación en la vecina Gaza es un asunto de seguridad prioritario, descartó la idea de Abbas. Según una fuente diplomática citada en la edición del 2 de julio del diario independiente Al-Masri al-Youm, El Cairo no desea distanciarse de las facciones palestinas "para las que una intervención internacional sería otra forma de ocupación".
La misma fuente sostuvo que un despliegue en Gaza tendría un "efecto negativo en la unidad nacional (palestina), en la frontera y en la seguridad nacional egipcia".
A pesar de las reacciones negativas, Abbas reiteró su propuesta el 10 de julio. "Hemos insistido en la necesidad de desplegar una fuerza internacional en la franja de Gaza para garantizar el envío de ayuda humanitaria y para permitir que los ciudadanos ingresen y salgan de la zona libremente", dijo el mandatario palestino tras recibir al primer ministro italiano Romano Prodi en la central ciudad cisjordana de Ramalá.
Observadores locales sostienen que las razones de Abbas para hacer la propuesta son en realidad políticas, y no humanitarias como él arguye.
"Abbas simplemente quiere una fuerza internacional para proteger los intereses de (su partido) Fatah en Gaza de las intenciones de Hamas. Él no tiene necesidad de una fuerza así en Cisjordania, donde la ocupación israelí ya cumple esa función", dijo Kandil.
"La situación de seguridad en Gaza, bajo el gobierno de Hamas, de hecho ha mejorado en los últimos dos meses", añadió.
Para el analista político Mohamed Abu al-Hadid, presidente de la imprenta estatal Dar Al Tahrir, que publica el diario oficialista Al Gomhouriya, "no está entre los intereses palestinos" el despliegue de una fuerza internacional en Gaza.
"Cualquier despliegue internacional en el territorio debe ser parte de un acuerdo final entre Israel y Palestina", dijo a IPS.
Incluso Estados Unidos descartó la viabilidad de enviar una fuerza internacional a Gaza bajo las actuales circunstancias.
"Sería difícil encontrar fuerzas que estén dispuestas y efectivas", señaló el 14 de julio el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Sean McCormack.
La propuesta de Abbas fue apoyada por el ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, Avigdor Lieberman, jefe del derechista Partido Yisrael Beiteinu.
A fines de junio, Lieberman visitó varias naciones de la OTAN en un esfuerzo por cosechar apoyos para la idea.
Pero el hecho de que la propuesta haya sido apoyada por Lieberman, cuyo partido llamó abiertamente a la expulsión de los árabes de las tierras reclamadas por Israel, dañó la imagen del presidente palestino.
"Es simplemente otro indicio de que Abbas actúa de acuerdo con la agenda estadounidense-israelí en la región, y no según los intereses de Palestina", dijo Kandil.
(FIN/2007)