Cuando el Profesor Juan Bosch fundó en 1973, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ni por asomo pensó que, andando en el tiempo, dicho partido devendría en un partido atrapa todo. Esa es su realidad en 2007, es muy diferente del de 1973, y así tiene que ser porque todo está sujeto a cambios en la vida, en el tiempo. Concebido como un partido de liberación nacional con cuadros políticamente formados con base en el conocimiento de la historia nacional y el centralismo democrático ideado por Lenin y puesto en práctica por Stalin, quien le modificó hasta dejarlo convertido en un instrumento al servicio del más sonado verticalismo autoritario que conoce la humanidad, el PLD se vio obligado a inicio de la década de los 90 a iniciar un peregrinaje hacia la derecha que lo hiciera potable con el neoliberalismo entonces en boga, las alianzas con la derecha y su archienemigo Joaquín Balaguer.
Este amoldamiento le abrió la puerta del Palacio Nacional en 1996; en el 2000, salió del poder, precisamente por no darse cuenta de que lo que le había abierto la puerta del poder fue el amoldamiento hacía la derecha, hacia las alianzas. Esa reflexión le condujo a pasar de partido de cuadro a partido de masa. Para el 2004, el PLD convertido ya en partido de masa-, retoma su política de alianza aprovechando el resquebrajamiento de las alianzas formadas alrededor del PRD y el desgaste del gobierno de Hipólito Mejía y logra regresar al poder.
Ahora en 2007, la casi totalidad de los viejos cuadros peledeístas insisten en una política sectaria, anti alianzas, se olvidan de que el PLD no es más un partido de cuadro sino de masa, presentan a Danilo Medina como el arquetipo de esa visión exclusionista, son enfrentados por Leonel Fernández, quien teniendo muy en cuenta la experiencia de 2000, la nueva situación de que el PLD es un partido de masa, le gana la partida en la convención interna aprovechándose de la votación universal que la nueva realidad le aconseja. Pero la rancia burocracia partidaria todavía sigue sin entender los cambios y amenaza con no integrarse a la contienda electoral reeleccionista que se avecina. Es entonces cuando nueva vez, Leonel Fernández muestra las garras del visionario político que es y, aprovechando la coyuntura del 16 de agosto, fecha en que por tradición la nación espera cambios en el tren gubernamental, produce nombramientos que permiten redefinir al PLD de hoy no solo como un
partido de masa sino como un partido atrapa todo.
El partido atrapa todo es bien conocido en las naciones del primer mundo, resulta que luego de la desaparición de las ideologías, los partidos pasan a una política de alianzas heterogéneas con base en un programa específico de desarrollo que pasa a ser el instrumento unificador. Y resulta que en Dominicana, las más diversas gamas de sectores y clases sociales, así como la sociedad política en general, están de acuerdo en un único punto: Leonel tiene la pericia política necesaria y suficiente para conducir un programa de reformas y desarrollo conducentes hacia la modernidad, más que ningún otro político de los actuales. Por eso han pasado a formar parte de su gobierno personajes variopintos, por eso, otros lo harán más adelante, por eso, alguien habrá de crear un bloque opositor, llámese 4ta vía, tormenta tropical, etc.
Pero convencidos de que serán vencidos. Joaquín Balaguer lo escribió en algunas de sus obras y lo dijo desde la época de la dictadura, la humanidad avanza hacia el progreso con una suerte de programa contradictorio. Si alguien me preguntara qué hay de boschismo en todo esto? Contestaría que el programa unificador y la vía para garantizar el progreso, la modernidad. Si me preguntaran si ha sido el programa o las ejecutorias de Leonel lo que han conducido a los variopintos a cerrar filas con el Presidente candidato diría que todo aparece mezclado, confuso, pero definido en torno a Leonel y sus ejecutorias. DLH-25-8-2007.