WASHINGTON, 29 ago (IPS) – El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aprovecha el receso del Congreso legislativo para aumentar la tensión con Irán.
A inicios de este mes, el Departamento de Estado (cancillería) reveló planes para incluir a al Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán (IRGC) en su lista de organizaciones terroristas.
El martes, durante un discurso ante veteranos de guerra en el occidental estado de Nevada, Bush aumentó la temperatura al declarar su intención de "enfrentar las asesinas actividades de Teherán" en Iraq.
Pero lo que en primera instancia parece ser parte de la habitual guerra de palabras entre Teherán y Washington podría en realidad ser la repetición de una estrategia para provocar una guerra.
Mientras el Congreso se prepara para enfrentarse con la Casa Blanca sobre la última táctica militar en Iraq, que implicó el envío de más soldados, Bush tiene muchas razones para continuar con su campaña contra Irán.
Concentrarse en Irán podría ayudar a distraer la atención del fracaso de la estrategia denominada "surge" (embate) en Iraq, que no ha logrado detener la violencia sectaria. También podría servir para convencer al Congreso de que Irán es responsable de las desgracias de Estados Unidos en territorio iraquí y de que suspender los fondos para la guerra sólo fortalecería a los líderes de Teherán.
Además, el presidente de Irán, Mahmmod Ahmadinejad, parece facilitarle la tarea. Poco después de que el estadounidense hablara con los veteranos de guerra, el iraní hizo su propia contribución a las tensiones bilaterales.
"Pronto veremos un gran vacío de poder en la región" de Medio Oriente, dijo en una conferencia de prensa, aludiendo a Estados Unidos.
"Por supuesto, nosotros estamos preparados para llenar ese vacío con la ayuda de nuestros vecinos y nuestros amigos regionales como Arabia Saudita, y con la ayuda de la nación iraquí", añadió Ahmadinejad.
Las acusaciones de Bush contra Irán de añadir tensión en Medio Oriente bajo "la sombra de un holocausto nuclear" y prometiendo enfrentar a Teherán, cuyas acciones "amenazan la seguridad de las naciones en todas partes", parecen un eco de las declaraciones contra el régimen Saddam Hussein (1979-2003) antes de la invasión a Iraq.
De hecho, el discurso de Bush a los veteranos en Nevada tuvo muchas similitudes con el que dio a la nación el 10 de enero, en el que reveló nuevos elementos de una postura agresiva hacia Irán.
Por primera vez, el presidente acusó a Teherán de "proveer material de apoyo para los ataques contra los soldados estadounidenses", mientras que prometió "desbaratar" las acciones contra sus fuerzas y "buscar y destruir las redes que proveen avanzadas armas y entrenamiento a los enemigos (de Estados Unidos) en Iraq".
Poco después del discurso de Bush en enero, fuerzas especiales estadounidenses ingresaron al consulado de Irán en la septentrional ciudad iraquí de Erbil y detuvieron a cinco iraníes, que Teherán asegura son diplomáticos. Washington señaló que los detenidos son espías y miembros de las IRGC.
Ese mismo día, soldados estadounidenses estuvieron a punto de enfrentarse con fuerzas de las milicias kurdas "peshmerga" cuando buscaban a otros iraníes en el aeropuerto de Erbil.
Esta acción de Estados Unidos fue duramente criticada por el gobierno iraquí. "Lo que ocurrió fue muy molesto, porque esa era una oficina para las relaciones con Irán que funcionaba desde hacía tres años y brindaba servicios a los ciudadanos", dijo el canciller iraquí Hoshiyar Zebari al canal de televisión Al-Arabiya.
Asimismo, las duras palabras de Bush sobre Irán en Nevada fueron seguidas por una redada contra el Hotel Sheraton Ishtar en Bagdad, donde ocho iraníes fueron arrestados. Entre ellos había dos diplomáticos y seis miembros de una delegación del Ministerio de Electricidad de Irán.
Una estación de radio financiada por Washington informó que la delegación iraní se encontraba en Bagdad para negociar contratos sobre centrales eléctricas.
Pese a que los ocho iraníes fueron luego liberados –a diferencia de los cinco de Erbil, que continúan detenidos–, estas acciones, combinadas con la guerra de palabras, podrían intencionalmente o por accidente desatar una aun mayor crisis.
Un funcionario estadounidense calificó de "lamentable" lo ocurrido en el Hotel Sheraton, pero negó que estuviera vinculado con las declaraciones de Bush en Nevada.
(*) Trita Parsi es autor de "Treacherous Triangle — The Secret Dealings of Iran, Israel and the United States" ("Triángulo traicionero: Las relaciones secretas de Irán, Israel y Estados Unidos", Yale University Press, 2007). También es presidente del Consejo Nacional Iraní Estadounidense.
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