Para quienes superamos los diez y ocho año, al 30 de Mayo del 1961, no es
una excusa, pretender borrar nuestras biografías y hacerlas simpáticas a
las nuevas generaciones para que hoy, nos juzguen como una especie de Padres
de la Patria reencarnados. La historia no se escribe en forma lineal, pero tampoco en las volteretas de una montaña rusa. Para un hombre publico o privado la coherencia de sus acciones, marcaran un perfil que le acompañará en todos los actos de su vida, esta coherencia o incoherencia, le seguirán como la sombra al cuerpo, por más esfuerzos de su verbosidad y de sus habilidades mediáticas.
Con una claridad meridiana, los acontecimientos políticos ocurridos desde el
ajusticiamiento del Tirano de San Cristóbal, han marcado las vidas de muchos
y quieran o no, sus nombres y acciones han quedado registrados en el libro
de la historia reciente. De generaciones en generaciones se han sucedido los
liderazgos políticos en los diferentes partidos desde la Derecha mas rancia hasta la Izquierda delirante. Con maestría y talento (aunque para algunos lo califican de perversidad y corruptela) Joaquín Balaguer, sucedió a Rafael Trujillo Molina en las ejecutorias del Poder Político en la República Dominicana a partir del 1961. La vieja escuela de la Dictadura de treinta años se renovó y se insertó en la legalidad nacional a partir del 1 de julio del 1966, con el advenimiento del gobierno electo en las urnas, después de la amarga experiencia golpista del 25 de Septiembre del 1963,y del derrocamiento del Primer Gobierno Democrático escogido libremente por los dominicanos, y después de la trágica y vergonzosa intervención militar de tropas extranjeras, bajo el influjo de la guerra fría y el miedo de los sectores mas conservadores al cambio democrático.
Todos estos acontecimientos se sirvieron del más bajo nivel político, el lumpanaje y la cloaca política, encontraron adeptos para sus planes en gentes que sin ningún tipo de escrúpulos políticos, para dar un salto al vacio y caer de rodilla y en posición genuflexa ante los nuevos liderazgos que ofertaban en el mercado de las oportunidades las mas variadas posiciones en el escuálido tren administrativos del gobierno. Vimos desfilar a Secretarios de Estados, Directores Generales, Diputados, Senadores, Gobernadores, Síndicos, Embajadores, en el preciso momento que la Justicia llevaba al banquillo de los Acusados a los sicarios que asesinaron a las hermanas Mirabal, heroínas eternas de la patria, elementos del mas bajo nivel político, prestaron sus togas, sus voces y sus influencias para que el brazo justiciero de la ley, no cayera con todo su peso sobre las espaldas de los calieses que pudieron ser apresados y enviados a los tribunales. Cuando las tropas extranjeras, avasallaron con su poderío militar nuestras playas y avalaron un gobierno de payasos y títeres políticos, ese mismo litoral corrompido hasta las heces, se prestó para ocupar cargos en ese gobierno de pantomimas y ofertar las apariencias que estábamos frente a un gobierno de
Reconstrucción Nacional.
Cuando el exterminio mas selectivo, contra luchadores democráticos, se inicio en el periodo del 1966 al 1978, y las violaciones a los Derechos Humanos, eran la orden del día, donde el atropello estableció residencia en todas las gestiones de gobierno, esos mismos sectores escurrieron el bulto y treparon por la escalera del oportunismo y rogaron ser funcionarios de la nación. Ayer como hoy, vuelven a su vieja practica, y el poder político, parece invocar a Sor Juana Inés de la Cruz: ¿Quien es mas culpable, el que paga por la peca o que peca por la paga? .Cuando hay hombre que se compran es porque hay hombre que se venden.
Así como ese mercado es abundante, también existen hombres a los que no se
les puede hacer insinuaciones deshonestas, los compradores saben a que
mercado acudir.
La historia tiene la tinta fresca; y aunque algunos pretendan volver la pagina y retorcer los acontecimientos, la desvergüenza de sus acciones chorrea de sus planchados trajes de lino y tafetas. Por favor, aunque estemos juntos no estamos reburujados. En algunos casos, se debería hacer gárgaras de agua bendita, para hacer comparaciones, ya de por si odiosas. El muy bajo nivel político, la rapacidad personal y la pobreza moral e intelectual marcan la pauta, y establecen la gran diferencia, las palabras dignidad y decoro todavía no han sido borradas del diccionario de la decencia.